Sos una hoja de un libro de poesías de dulzuras y travesuras.
Sos un diente de león que es llevado por la brisa a recorrer grandes espacios, muchos lugares, que pasa cerca de las personas, que se aleja lentamente.
Sos un cielo nublado de una tarde de verano, de un día frío, después de una leve lluvia de la noche anterior.
Sos una palabra ubicada correctamente en un enunciado sarcástico, en un comentario sobre algún aspecto, sobre la realidad que varios ignoran, que no quieren ver.
Sos un día de otoño, ni frío ni caliente, sino templado.
Sos una metáfora llena de diferentes significados, que pueden cambiar el sentido o mantenerlos en un equilibrio.
Sos una tarde de verano cerca del mar, entre las olas, entre el gusto salado, entre la brisa marina que refresca cálidamente.
Sos un sueño difícil de cumplir, el último obstáculo para llegar a la meta.
Sos una mañana nevada, los pasos en el bosque, el frío del invierno que cala los huesos.
Sos un secreto dicho al oído, en un lugar donde peligraría su contenido.
Sos las gotitas de lluvia que se quedan en las hojas, en los cabellos, en las hojas de los libros, entre los abrigos, en la piel.
Sos una sonrisa de satisfacción. El pequeño espacio entre las manos de dos amantes, justo antes de abrazarse, justo antes de despedirse.
Sos una carta escrita con tinta, con una fina caligrafía.
Sos alguien simple y a la vez complejo, con un pie en este mundo y el otro, en aquella dimensión de la cual no se habla, de la cual todos hablan en susurros, de donde vienen los silencios, las palabras que dejan absortos a los demás, los sentimientos que no se pueden expresar, las miradas de reojo, los suspiros que van a formar parte del viento.
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