ERAN OTROS TIEMPOS
("CRONICAS OREGON_ESAS" 19de Enero 2012)

Cuando vine por primera vez a Salem/Oregon en Julio del 2007, eran otros tiempos.
Los trillizos solo tenian cuatro meses y lo pasaba fascinada jugando a las munecas todo el dia.
Casi no vi llover por mirar un canal cultural de la T.V. espanola.
Las veces que salimos en el invieno era en la van y apenas si recibia unas cuantas gotas en los cristales de mis lentes y ya estabamos a resguardo dentro de algun restoran o mall.
Ese ano solo nevo una vez en Oregon; una nevazon de verdad la vivi en Washington/Spokane, en la casa del padre de Jeremy(mi yerno). Esta al lado de un bosque y es una maravilla ver danzar la nieve al bajar de rama en rama por los pinos hasta que con fina elegancia se deposita en el suelo.

Ahora es diferente. Hoy por ejemplo fuimos a dejar a los ninos y otra vez nuestra esquina estaba anegada, por lo cual, nos fuimos por la calzada. Soplo bastante viento e Ian tenia dificultad para sujetar su diminuta umbrella (paraguas) de la que no se aparta nunca. Hasta mi marido luchaba con la inclemencia, con uno que mas parece quitasol de terraza, por el tamano.

(Esto nos pasa a nosotros y cuatro apoderados mas, por vivir a menos de diez cuadras del colegio, todos los otros ninos llegan en auto o los traslada el bus escolar)

De vuelta se repitio la historia; me vine despejando los resumideros que hay por nuetro diario camino. El de nuestra cuadra me dio mas trabajo, porque el agua subia hasta la vereda ocultandolo. De pronto repare en un logo verde de la ciudad con alguna leyenda que por mis lentes de calle no pude distinguir, pero por lo menos me sirvio de senal. Ahi hice el primer intento con la varilla y toque algo blando, con un poco de presion arrastre a la superficie un punado de hojas; al momento se formo el clasico remolino avisando que el agua habia encontrado un camino. Continue con mi tarea hasta que la acumulada en toda la cuadra se vino con fuerza hasta el lugar de escape. Me saque los guantes y a mano despeje toda la rejilla. Mi varilla asistente la deje afirmada en el grifo, para usarla manana si es necesario.
Luego caminamos lo poco que nos faltaba, y entramos a la casa; mi marido preparo café mientras me cambiaba ropa. Haciendo labores habituales nos llego la hora de ir por los ninos.

El regreso, aparte de algunos reganos para que no chapoteen en las pozas fue sin contratiempo.
Al llegar a nuestra esquina volvi a retirar las hojas aglomeradas …y a la casa; a la rutina que los trillizos ya saben de memoria: colgar las mochilas, las parkas y cambiarse de ropa, almorzar y siesta…Se ha dicho!

Los ninos ya casi iniciaban “la durma” cuando llamo la mama preguntando si habiamos tenido dificultad para volver porque el liceo que esta a dos cuadras lo tuvieron que evacuar y varias calles del barrio estaban anegadas.

Mi deduccion logica, riendome para callado:
“ Bien dificil que en cada esquina de la ciudad haya una chilena dispuesta a despejar resumideros con una varilla”.