Descalzos en el riachuelo
despues de amar,
las piedrecillas color de iris
y el agua con su tibieza
coquetean, mientras
las nubes, tras el verdor
de abedules nos miran curiosas...
Sumergidos en la magía
shamánica, prendo el infinito
en la palma de tus manos
y la eternidad en sólo una hora...
¡Hazte paisaje conmigo!
¡Hazte paisaje conmigo!
Deseo la selva ignota de
tu vientre, la suave brisa
de tu respirar, vuelvo y ardo
nuevamente y exclamo
una vez más: ¡Hazte paisaje conmigo!
¡Hazte paisaje conmigo!