Ya no extraño la taza caliente,
Ya no busco en tu voz alguno tipo de alivio,
una pócima mágica,
o algún tipo de exilio.

Ya no deseo tus montañas lunares,
ni tu humor bolchevique,
los consejos de antaño,
ni ese microclima de certeza aun en tiempo de cicatrices y humareda.

No anhelo el pucho en el balcón después de la cena,
Ni tu corazón coraza,
tampoco tu voz ronca recitando premisas.

No necesito improvisar una cueva de amor en el living con sabanas y besos
ni recuerdo con ansias la manera de escondernos para amarnos salvajemente,
u odiarnos con todo el amor del mundo.

No añoro sentirte como anfitrión en charlas de cultura,
regodeandote de historia y pareceres,
Con tu mano segura sobre la mia
Enrendandonos en discusiones y placeres.

No quisiera mas nada saber de tu sobrio carácter,
Y esa fidelidad que te caracteriza,
Ni de ese pichon asustado,
Que se viste de huraño cuando me ve,
Aunque la piel se le eriza.

No extraño despertar con tu respiración sobre la mia,
Y sabernos en el mismo tiempo y espacio,

No extraño tu olor, tus gestos,
Tus migrañas consecuentemente paulatinas,
Ni esa manera de pedir cariño,
Con la boca fruncida,
Con la espalda erguida,
Y los puños cerrados como en desatino.

Y si ya no te extraño
ni te deseo
ni te añoro
a VOS...

Entonces extraño
añoro
y deseo...
Lo que fue nuestro Amor.