Ayer entre mensajes de texto inútiles, mails con contenido vacio y una decena de –hola, que tal? me tope con el comentario de una gran amiga mia, que eufóricamente me contaba:
Ella- Decidi que durante este año no voy a llorar mas por un hombre. Es uno de mis objetivos mas claros. O sea, salir y todo bien y si se termina que se termine pero sin llorar, sin arrastrarse, no lo merecemos. Asi que si alguna llora, cachetazo correctivo
(Risas)
Después de esta confesión, me quede pensando. Como de costumbre.
Y de golpe como una serie de diapositivas interminables en mi cabeza, llegaron a escena cada uno de los momentos en los cuales llore por algún hombre durante el 2011. En el 2010, 2009, durante toda mi vida.
Y sin entrar en una autobiografía feminista puedo asegurar que fueron demasiados.
Horas y horas derramando lagrimas, versos, mensajes de texto interminables e incoherentes.
Una vez una compañera de trabajo me dijo que todo se trata de un tema de focos y objetivos en la vida.
Si vos centras tu energía, tus expectativas, tu tiempo, tu “le motive” en una sola cosa, entonces esa “cosa” en este caso esa persona, o esa relación, se vuelve tan poderosa que es capaz de llevarse por delante a todo el resto.
Es como si uno se convirtiera en una especie de marioneta de sus actos, y todo lo demás pasara a algún especie de plano secundario.
Importa, si importa, pero nunca lo suficiente como para aplacar la escena principal del protagonico de los dos.
Entonces, si ese foco era Juan, Pepe, Arturo, entonces en realidad la escena cambia de personaje, pero la esencia no cambia.
Creo que todo se trata de responsabilidades y expectativas.
Es imposible jugar en contra de nuestros sentimientos. La realidad es que las cosas pasan y uno se enamora. Y uno quiere, y asi como ama intensamente y sale de la mano a caminar por el parque a ver lucecitas de colores, también se estampa contra la pared.
Y a uno la quieren, y a uno la dejan, y una deja también.
Hablo de responsabilidad cuando uno tiene el cierto grado de madurez para saber que quiere de una relación, que le hace daño, que le gusta y respetarlo.
Respetarlo significa, saber entregarse pero también significa saber correrse a tiempo.
Ahí esta mi problema y el problema de muchas de nosotros y nosotras.
Entonces los millones de pesos invertidos en carilina, los autoflagelos revisando las cuentas de twitter y de facebook del otro, los mensajes de texto borrachos con letras confusas, los llamados sinsentido.
Y el llanto. El bendito llanto.
Entonces, no creo que se trate solamente de no llorar por un hombre.
Creo que se trata de desfocalizar, de tener responsabilidad sobre las relaciones que uno encara. |