Cuando la luz del sol parece hacer una venia tras la cordillera, cuando traviesas sombras se cofunden entre los árboles de la alameda, cuando una suave brisa acaricia las calles, e interminables estrellas parecen florecer en el firmamento... tu recuerdo se hace latente en mi mente. Tu rostro, tu imagen se pasean sigilosos pero aún dominantes en medio de recuerdos que, de alguna manera quisiera olvidar, es que necesito olvidar. Pero mientras más lo intento, más tropiezo y me cuesta levantar mi alma, mi espíritu, me cuesta borrar tu mirada, tu sonrisa, tu voz, tu presencia...
Pasa el tiempo y sé que la culpable en no olvidarte soy yo, sé que de alguna manera te llamo sin voz, sé que te busco donde no estás, sé que te espero sabiendo que no vendrás, sé que cada tarde tu mente, tu cuerpo y tu alma llegan a un nuevo hogar en donde seguramente jamás me nombrarás, jamás me pensarás, jamás me amarás...
Y yo, tendida sobre el sillón, sueño con una voz que estremezca mi corazón, una mirada que me envuelva sin pudor, unos brazos que cobijen mi razón y unos labios que despierten a la mujer que ahora parece dormida y que sólo espera vivir, vivir una hermosa vida sin tí. |