Una ruta de plata, sendero de espinas,
atrás queda todo, madre, escape, olvido,
un padre que llora sin lágrima alguna,
su pena es difusa, ni él la comprende,
la vida que sigue, goteo a goteo,
sonrisas y besos, sociedad sin tregua,
se queda la noche, detrás de sus ojos,
amarga es la vida, espinas punzantes,
se abre una puerta, cadalso de sombras,
una madre llora, le han robado el alma,
ha divisado al viento escapando indolente,
se ha llevado su nombre, se lo ha llevado todo,
y ella que reclama y no sabe hacerlo,
se cierra una puerta, palabras al viento.
Regreso al olvido, hogar sin sosiego,
zurce los pliegues de los sueños rotos,
bebe el vino amargo de la rutina ciega,
se duerme y no apaga los cirios de la alerta,
a veces es muy tarde y sin embargo es temprano,
sueños que hacen trizas las vivencias aciagas,
se visten de misterio, son indescifrables,
el sol que se anuncia de bata naranja,
la noche es eterna aún en la madrugada,
sendero de plata, sendero de espinas,
teléfono mustio, punzada sombría,
la mañana prende por fin sus guitarras,
atrás queda todo, madre, padre, ausencia,
La vida se desenrolla como lengua de acero,
saludos, fatigas, manos que se esmeran
en abrir todas las puertas, tantas como el viento,
el mismo que se lleva las palabras de su madre,
acaso sea todo lo que hace llorar al padre,
que no sabe como hacerlo para recobrar un te quiero,
un beso, una promesa, una flor escrita en la frente,
la noche que regresa con su cargamento de espinas,
mañana será otro día, lo promete un grillo que trenza
su letanía interminable, interrumpida por un sollozo,
mañana será otro día, aunque la noche lo niegue.
|