Mil plegarias que en el viento se dispersan, un capricho inerte que lleva a su fin las esperanzas.
Sinfín de sueños volátiles que con el tiempo se van unidos a un suspiro.
Mirada triste del pensador que sus recuerdos trae a la mente queriéndolos olvidar, queriendo borrar.
Voces que resuenan y se confunden como murmullos que sin poder ser descifrados se vuelven parte de si mismo, en la conciencia la esperanza; y el consuelo de ser dueño de sus propios actos, sin pena ni dolor, sin arrepentimiento.
Tranquilidad que deja el día al llegar su fin, si se vive a plenitud cada segundo transcurrido motivado por una mirada y susurro que en el silencio le dice, estoy a tu lado y nunca me alejare de ti, siempre donde tu vas yo te acompaño para que nada malo te suceda.
Es la voz que viene del cielo.
Texto agregado el 17-01-2012, y leído por 123
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Lectores Opinan
17-01-2012
Lo has escrito tu?? porque me siento muy indentificado. Especialmente cuando dices:"el consuelo de ser dueño de sus propios actos" mi mas sincera enhorabuena ;) palimpsesto
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