A veces, hay urgencia de escribir y decir muchas cosas que no pueden callarse ni permanecer ignoradas. Entonces, contar se vuelve una necesidad imperiosa, que solamente al ser liberada, ya sea en forma de discurso, poema, cuento, testimonio o cualquier otro género de expresión, nos permite mitigar (aunque sea en una mínima fracción), el deber de hablar con la verdad. Esto puede representar un serio peligro, si lo que contamos agrede, molesta o perjudica a personajes importantes de la sociedad, de la política o del gobierno. La situación puede suceder en cualquier país o ciudad, en cualquier época, con cualquier mal gobierno o gobernante con poses de dictador. Es así como Mario Benedetti escribe a principios de los años setenta, sus “Letras de Emergencia”, llenas de la fuerza poderosa de su palabra, que se desborda como manantial inagotable, insuflando coraje y valor a las canciones, versos, historias y fábulas, que conforman este libro. Entre sus páginas puede percibirse con claridad, la determinación de no callar por más tiempo las iniquidades, atropellos, injusticias, delitos, cometidos por un gobierno “todopoderoso”, que no sabe más que “gobernar” para su provecho y no para el de su pueblo. Y dejar constancia de que muchas voluntades unidas pueden lograr (quizás, aunque sea sólo en una mínima parte) un cambio, con una conciencia clara y despierta que le permita a los más necesitados, acceder a un mejor nivel de vida.
Lo anterior podría parecer panfletario, pero las letras de Don Mario le dan a los conceptos desarrollados en todos los textos, una autenticidad que si bien tiene algo de panfleto, muestra con sencillez, fe y entereza, la sinceridad de aportar algo en favor de los más “fregados”, de aquellos que nada tienen o casi, de la prole (como diría por ahí hace poco, una desafortunada niña de por esta tierra).
La violencia, la mordaza, la prisión, la muerte, se volvieron el pan de cada día entre el pueblo uruguayo. Pacheco Areco y Juan María Bordaberry, hicieron y deshicieron a su gusto, a todo aquel que no comulgaba con su modo arbitrario de gobernar. Son las palabras de Benedetti las que nos cuentan todo esto, en un breve prólogo revelador y doloroso, de la situación cotidiana en Uruguay por aquellos años (1968-1973).
Un discurso lleno de pasión: “Canto libre y arte de emergencia”, nos introduce con rapidez en la prisión que padecía en aquellos momentos el cantor Daniel Viglietti, y cómo el arte (música, pintura, escultura, literatura, etc.) puede contribuir en beneficio de las causas sociales. Hay una fe inquebrantable, en la necesidad de la lucha y la obtención de la Victoria.
Entonces vienen las canciones, casi etéreas, rítmicas, de letras lúcidas, inteligentes, que habrán de ser interpretadas por muchos artistas conocidos de la época, por trovadores comprometidos con su entorno y la situación política en muchas partes de Sudamérica: Nacha Guevara, Soledad Bravo, Los Olimareños, el mismo Viglietti, cantan y promueven los conceptos vertidos en ellas:
Las voces de abajo
Vidalitá
Están casi mudas
Pero los gendarmes
Vidalitá
Matan por las dudas.
“Relevo de pruebas” es un cuento nostálgico, lleno de amor e ideales; pero también de corazones duros capaces de cortar para siempre las ilusiones de un hombre, de una mujer, de un país. Así Mr. Cooper, le dice a Claudia cuando le ofrece trabajo: “Señorita, hay un trabajo bien remunerado, para el que se precisan 2 condiciones: belleza y discreción. De usted sé que tiene la primera, pero no sé nada sobre la segunda”.
Siguen las fábulas: deliciosas, llenas de picardía e ingenio, sin moralejas; porque al parecer de Benedetti, moralejas hay en exceso, lo que hace falta son las fábulas para constatar lo absurdo de la forma de gobierno, para poner de manifiesto los excesos y lindezas de los personajes que detentan el poder, trasladados a la fauna que protagoniza estas historias.
La parte final del libro nos descubre los “Versos para rumiar”(textos duros, valientes, demoledores) y 3 odas que son un portento:
“el apagón es grande
y extendido

ahora sí que es de noche
y de noche todas las leyes son pardas
la libertad está como boca de lobo
la justicia no se ve ni las manos”.

Esta breve reseña llena de comentarios sobre letras urgentes, textos urgentes, verdades urgentes, sólo pretende mostrar lo que una inteligencia y un corazón bien puestos, pueden lograr a través de la palabra, cuando hay un verdadero compromiso por ayudar a los parias, a los más pobres, a participar en favor de los verdaderamente jodidos, del pueblo.