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la oscuridad del verso asciende y miro las estrellas pero es como flotar y el petróleo de la noche de pronto está sangrando el desierto me proyecta familias de reptiles voladores que se cosen en mi pellejo y la vejez del desierto se filtra por mis poros hacia las ciudades que hay en mi canal de venas pero exudo y es como una desnudez sin sombras y un Logos de chicle hablando con mi cuerpo sin que yo preste atención
las espinas de mi cuerpo son antenas de litio que capturan voces y remamos en el vacío con un barquito de papel que lleva el nombre de una estrella que nos guiña
ven más cerca, olvida la cosmogonía
comamos los grillos de la nueva era
arma sus patas y tenazas pero el aguijón lo deja suelto porque donde pica crece una pregunta y le salen barbas y flores y tenazas y luego estalla en chorros de luz rosa
doy un paso atrás y de golpe me clava el aguijón en la frente y desaparece como chupado por una fisura en el tiempo yo me quedo de pie con el aguijón en la frente y siento como si mi cerebro fuera plastilina burbujeando y no existiera
Shaula grabado aparece del polvo como un rumor de espectros en un ritual de hombres-llama y hay una espiral donde mi cuerpo es una vesícula de espejos pero la ciudad es un barco que atracó en mi espalda y zarpa con mi cuerpo y me cierno al humo blanco de mis ojos y la ciudad se siente como alpaca y al bostezar se tulle de todos sus tentáculos este monstruo de escamas de sonidos
duermo en los surcos con visiones de poemas ideogramas de una raza de arena que duerme arrodillada en el desierto
Shaula me llaman entre sueños
Shaula respondo sin abrir la boca
siento un alacrán de cuarzo moviéndose en mi pecho
cierro los ojos y me hundo pero es como nadar dentro de mi piel como si pudiera dejarla
aprieto los puños y al abrir los ojos estoy eferveciendo y no hay puños sino pinzas de litio
el cielo es una caligrafía más clara todo se mueve y se moldea
yo camino sobre máscaras de vidrio hacia un cráter que es un cementerio de presencias astrales
grito quién y un montón de pájaros repite un nombre largo hecho de aleteos y garras y aire en remolinos al salir volando
doy un paso al frente y me despeño con una crucifixión en las pupilas vuelto un montón de piedras blancas que va lloviendo hacia la boca de una estrella que llora como un millón coyotes tristes
y los trozos de mí giran felices como las bacterias en un microscopio de la infancia |
Texto agregado el 16-01-2012, y leído por 84
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