mis emociones son jergas sucias y loídas que se ocupan de tapear los huecos en las ventanas y las puertas y las habitaciones empolvadas de la casa de fieras donde vivo
en la puerta que da al cielo se amontonan colibríes y libélulas para saludar a los amaneceres trasngénicos de mi alma.
soy la pregunta de alejandro vazquez que se amontona
llena de colibríes y libélulas
soy la ignorancia de aleandro vazquez postrada e indefensa frente al infame arco del alacrán que domina mi médula.
soy el títere
la muñeca voodoo de alejandro vazquez que transita llena de alfileres y alejandros buscando su rincón en la casa de fieras de tu alma
soy el tigre que devora la muñeca de alejandro vazquez sin si quiera entenderse porque no hay sentido en buscar ni en devorar ni en permanecer callado
soy la renunciada quietud de alejandro que se desdobla hacia un crecimiento monstruoso
mi corazón es un crecimiento monstruoso un florecimiento caníbal una estatua de bronce que bate sus relámpagos al cielo y se cuece dentro de su pregunta que es un tumor de colibríes y libélulas un sin sentido un loco aferrado a no tener pregunta ni respuesta y solo rogar y sumar y cocerse dentro de su estatua sirvienta e insignificante
mi crecimiento es una jornada siniestra que muere de ganas por ser transitada y violentada por tu corazón
este soy yo
no un consumidor alcohólico y monstruo, aún no un crecimiento desbordado, soy la chica fodonga que te espera en casa con la cena terminada para decirte:
madurar es volver la pulpa más dulce
y yo soy ciencia desorden y rezago