Capítulo 27: “Toma del Poder”.
Llegamos a Santiago en el ocaso del mes de febrero, nada de lo que solía caracterizarlo estaba presente en esa jornada. Un forzoso orden reinaba en todas las calles de la ciudad, ni siquiera algo parecido al de los veranos anteriores. Las ventanas de todas las casas estaban engalanadas con banderas españolas. Deambulamos por toda la capital, nos daba la sensación de que todos sus habitantes se habían marchado de allí dejándola muerta en el silencio que la gobernaba de punta a cabo, metiendo al baúl de los recuerdos la bulliciosa metrópolis que en antaño había sido, llena de ruidos desde el más burdo bocinazo, la congestión en las calles, el parloteo desmedido de la gente, las celebraciones en la Plaza Italia, todas esas cosas parecían haber desaparecido de la noche a la mañana. Llegamos a la Plaza de la Constitución que queda enfrente del Palacio de la Moneda y eso era el peor caos del mundo, la sequia le quitaba las cosas a la gente de las manos, el pueblo se amontonaba frente a los políticos que salían de la casa de gobierno a reclamarles por la feria absurda que quedaba enfrente llena de alimentos pero de un precio inaccesible para todos, esas personas que se acercaban a protestar no volvían a ver la luz del sol nunca más. Esto acabó de indignarnos, por las redes sociales (Facebook y Twitter mayoritariamente) se encargaron de difundir la revuelta que esa noche se llevaría a cabo.
Eran las diez de la noche y prácticamente todo Santiago se reunía a derrocar al Director, era lo que todos querían lo negaran o no.
Batallones entraron irrumpiendo por sorpresa en la casa de gobierno, a los pocos minutos de que todo comenzaran por las armas quedó el mandatario y su gabinete derrocado, ahora el pueblo mandaría.
A la mañana siguiente todos pensaban que desalojaríamos por una u otra razón, pero no, no lo hicimos, y así comenzaba una toma del poder ejecutivo nacional, entre otras reformas como mandatarios auto-impuestos dejamos circulando una ley que era una clara ofensiva al yugo bajo el cual ya estaríamos un año dentro de un par de días, los españoles, de preferencia realistas serían perseguidos y torturados en lo largo y ancho del país, ya ninguno más quedaría, se le harían todos los favores posibles al pueblo, se debe admitir que la gente estaba contenta por nuestro gobierno y las medidas que se habían tomado. La baja de realistas en el país fue significativa y se podía decir que literalmente habían perdido el poder sobre el país. Pocos ibéricos se atrevían a desafiarnos después de lo que les habíamos hecho y ahora ellos tenían que vivir clandestinos, donde justamente nosotros lo habíamos estado hacía un tiempo.