No te vayas de mí,
eres parte de este intento
de respiración sofocada
que suelo llamar vida.
A nosotros nos vieron
juntos en el perdón del olvido,
amándonos en silencio,
en el vaporoso límite austral
de la anodina existencia,
sin que hubiera designio alguno
que pudiera impedirlo.
Decidimos un día diferente
ser el temporal nocturno
de resultados inesperados
en una sombra de diciembre.
No hay muros que nos contengan.
solo la infinita libertad
de las noches consecutivas
y esas historias cuyo final no sabemos.
El cíclico insomnio nos consume
después de tanto buscarnos,
no lo desairemos con la soledad.
Texto agregado el 14-01-2012, y leído por 412
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