Mirinda trató de explicar a Rocío sus planes de viajar al pasado y quedarse ambos definitivamente en el año 2007.
Volverían a ser los de antes. Volvería a renacer ese amor maravilloso que compartieron, volverían a ver a sus familiares y amigos, y la vida seguiría su curso normalmente.
—Pero yo conocería con anticipación todo el
futuro —objetó Rocío —Sabría por ejemplo el día que moriría mi tío o cualquiera de mis amigos y eso no lo podría resistir.
—Pero también conocerías el resultado de las elecciones y votarías por el más indicado o sabrías el resultado de las loterías y podrías jugar los números ganadores.
O yo podría apostar en las grandes peleas de box y siempre ganaría.
Dinero no nos faltaría nunca., y además tú sabes que yo como cualquier cosa…
—Jajaja, eres divertido como siempre Mirinda. Siempre te recordé así, tal cual estás ahora… en cambio yo estoy cambiada, arrugada y vieja, llena de achaques…
—Te quiero como eres, Rocío. Pero serías joven
nuevamente, no lo olvides y creo que tendríamos que viajar primero a mi planeta, para ultimar todos los detalles y podríamos borrar nuestra memoria para evitar los inconvenientes de conocer el futuro.
— En ese caso, acepto. Seré tu compañera para siempre, ¡hasta que la muerte nos separe!
Mirinda estaba contentísimo. Solo una cosa le preocupaba.
Su aspecto físico real. Si viajaban primero al planeta
materno, Rocío se horrorizaría al ver el cuerpo de sus congéneres. Sabría que él era igual. Una enorme cucaracha civilizada. Era un problema difícil de resolver.
Una cosa era primordial. Rocío de ninguna manera debería enterarse como era él.
De alguna manera ocultaría esa circunstancia.
—Debes preparar tu equipaje y si quieres despedirte de tus amistades y familiares, hazlo pronto. Todavía tendremos que viajar a Córdoba, porque en el cerro Uritorco tengo oculta mi
nave. Me gustaría viajar esta noche. ¿Te parece bien?
—Lo que tú digas, está bien, amor —contestó Rocío, ajustándose la dentadura.
En ese momento Mirinda sintió una molestia en su pierna derecha. Se palpó el muslo y descubrió con horror que se había transformado en una pata de cucaracha. Menos mal que el pantalón la cubría, pero le bailaba el zapato.
Se despidió apresuradamente de Rocío encargándole que estuviera lista para el mediodía que el vendría a buscarla en un taxi.. De allí se irían a Córdoba. Y desde Córdoba a su mundo…
Salió rengueando, tratando que no se le saliera el zapato.
En la puerta estaba el doctor que tan amablemente había escuchado su historia.
Aprovechó para explicarle que las drogas de su mundo estaban perdiendo su efecto y se estaba transformando en el extraterrestre que realmente era. Si el médico pudiera inyectarlo con alguna sustancia similar para prolongar la metamorfosis.
Mirinda sabía que el Clonixinato de lisina mas el
eterglicerilguayacol al 6% , ambas drogas terráqueas, descubiertas por casualidad por el Dr. Leo Brizuela tratando de encontrar un elixir contra la resaca de varias noches de jarana, harían un efecto similar a las usadas en su planeta y así le dijo al médico.
Por suerte el médico tenía ambas drogas y le preparó la solución que el propio Mirinda se inyectó. |