Tijuana BC. Enero 2012. ¿Quisieras tú, ser mi amiga?
Era yo una joven y tenia una amiga.
Fue la persona más especial en mi vida.
Fuimos amigas, nos queríamos por la simple razón de existir y porque ambas éramos extrañas en un mundo simplemente heterosexual.
Hacíamos cosas simples y como todas, pensábamos que eran importantes.
Leíamos, escuchábamos música, íbamos a bailar y veíamos películas.
Nos contábamos los planes y las dudas.
Resolvíamos problemas de matemáticas y problemas de amor, nos acompañamos un tramo en el camino de la vida.
Después crecimos y una tarde noche,… murió.
Sin embargo, aun recuerdo aquellos días, hoy, que ya no soy una jovencita, y que mis problemas a resolver van más allá de una ecuación matemática, se que las amigas son imprescindibles.
Yo no tengo muchas, aunque, las que tengo valen por mil, son mis compañeras de lucha, mi apoyo constante, los referentes femeninos que me impulsan a seguir.
Mis amigas son simples, no han ganado premios internacionales, ni son famosas, aunque si son únicas, son fuertes, son inteligentes y bellas en más de algún sentido, sobre todo son parte de mi tribu, comparten conmigo la marca de la hembra.
Mis amigas no son buenas, ni malas, son mis amigas, y tienen la paciencia para escuchar las historias de siempre y la impaciencia de levantar el teléfono e invitar al amor a su casa.
Se sienten igual de bellas en un vestido de noche que en el pijama un domingo a las 10 de la mañana y pueden hacer que una lonchera se convierta en el cofre de un pirata y que una llamada a kilómetros de distancia se convierta en el abrazo más fuerte.
Mis amigas ríen, lloran, se caen y se levantan, son mujeres de carne y hueso que sienten desde y con el vientre, la cabeza y el corazón.
No siempre estamos de acuerdo, aunque si nos tendemos una mano y un consejo.
Mis amigas no juzgan, no indagan, no exigen.
Mis amigas se enfrentan con los dos pies a la vida y con las dos manos al amor.
Hoy celebro a las mujeres que me acompañan y me quieren, por el respeto mutuo, por la risa compartida, y sobretodo por el privilegio que tengo de ser su amiga.
¿Quisieras tú, ser mi amiga?
Andrea Guadalupe.
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