March 01
Siempre supe que sería una tontería, pero no me importó en realidad, porque siempre fui un tonto. Un tonto que se limitaba a seguir los más imponentes deseos en contra de toda la lógica social, sin importar quien estuviera allí en el bus, tu sentada y yo frente a ti con vahos susurrando siempre a mi lado, simplemente, busqué la manera más efectiva de hacer lo que quería: dibujarte. Pero era demasiado difícil, era desafiar las frenadas y aceleraciones del bus, la presión de tal vez poder incomodarte ya que estaba frente a ti, el buscar una manera de sostenerme de algo para no caer y a la vez sostener el dibujo; ¡Y todo con una mano!, porque efectivamente la otra era para dibujar. También estaba la presión del tiempo, ya que mientras pensaba como resolver este problema, la distancia se acortaba y se me hacía aún más imposible dibujarte…
¡Pero encontré la manera!, me coloque la maleta en mi pecho, alargué las tirantas para formar una especie de mesa sobre ella y me dispuse, después de sacar el lápiz, el borrador y la hoja, a realizarlo. Me tensioné, ya que te recostabas sobre la silla de adelante y no me permitías dibujarte bien, el bus cada vez avanzaba más rápido y la maleta se resbalaba, te adormilabas mirando al techo y no podía mirar más abajo para evitar un malentendido… Ay la suerte de quien desea una sonrisa, hice lo que pude y al llegar la hora de salida, me limité a entregarte lo que había hecho, y efectivamente la conseguí, una sonrisa agradecida y sincera por la impulsividad del momento. Gracias por sonreír, porque cambiaste si quiera, el fragmento de día que me quedaba…
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