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Capítulo 13: “VICTORIA RETAMAL”.
Despertamos, y éramos un íntegro y notable emblema de la causa patriota… rumores corrían de que nuestro nuevo refugio recién estrenado eran los roqueríos del muelle. Era algo más sabido que por saber eso de que estábamos en la playa se había expandido como una plaga, pues una pila de personas se amontonaba a las afueras de nuestro más que improvisado refugio. Pareciera que en un segundo todo Valparaíso se hubiese volcado a la playa. Gran parte de huelguistas, protestones y demases, protestaban de enfrente a la cueva como muestra de su apoyo hacia nosotros, entre esos estaba alguien muy importante para mí, llegué a llamarla hermana postiza, era mi mejor amiga, esa confidente tan importante como una hermana, de esas que pocas veces se consigue tener en la vida.
Me introduje inercialmente a la protesta en la que ella estaba inmersa gritando con energía, pasión y rabia, como si en el mundo nada más le interesara, sino gritar. La removí con fuerza del hombro y luego de mirarnos con intensidad y alegría, hicimos grandes esfuerzos para por lo pronto al rato conseguir salir de aquel tumulto. Penas estuvimos fuera, nos abrazamos como quien diría Leonor y su prima Matilde en la novela “Martín Rivas”. Luego entramos a la cueva sin que nadie tuviera siquiera la más remota idea de lo que había sucedido. El caso es que ella gracias a su mentalidad y mi no inusitada insistencia se hizo a la guerra y a la aventura, pero debimos ponerle a prueba para no dañar los ideales y democracia para con algunos, le dimos un sable y de los buenos. Su historia era triste, vaya que lo era… era de aquellas que hacen llorar a un quien vive a diestra y siniestra sin perdonar, ella nos la contó sumergida en excelsa pena, con la llantina en el corazón, Manuel y yo que somos diestros en el asunto decidimos mostrarnos fuertes para ser el apoyo y sustento de todos aquellos revolucionarios que allí estaban.
-Y… ¿Cómo llegaste aquí?-inquirí con la voz palpitante y un hilo de tono en el sonido que emitían mis labios. Pero aún con la fiereza suficiente en la mirada para no derrumbarme.
-La historia es algo larga… pero creo que comienza algo así… papá por ser de la policía chilena, fue puesto en la mira por el nuevo gobierno… esto quiere decir que lo mandaron a matar junto a toda la familia, pero nosotros negociamos y nos mandaron de exilio perpetuo. Antes de ir a lo que seguramente sería nuestro hogar por un gran tiempo, decidimos alojarnos en un hotel clandestino, quizá para despedirnos del continente-en ese minuto vi a una de las personas más fuertes que he conocido llorar como una magdalena, la vi mal, con el alma hecha un desastre, vi lo imposible-no somos bienvenidos en ningún lugar y no tenemos siquiera el más mínimo atisbo de dinero.
-Continúa-dije con aspecto sobrado y fiera mirada, quizá era una de las que se encontraba a salvo de sentir cualquier cosa en un minuto de aquella calaña, aunque mi corazón latía a un millón por segundo debido a la intensidad de aquel asunto.
-Luego en un precario televisor Sony que parecía del año uno, vimos las noticias de la batalla, y que por un papel de dedicatoria que dejaste en el campo en el cual batallaste en el SANTA LUCÍA, la comandanta eras tú. Mis padres para no envalentonarme a seguir tu rumbo según ellos letal, no te dieron importancia, pero yo sí. Y pude escuchar algo más: que hoy estarían acá en el muelle… cuento corto me vine a las, ni tengo idea de temprano, y quise aventurar a saber si mi mejor amiga seguía con vida aún-suspiro con un visible nudo en la garganta y la llantina todos veíamos le brotaría de súbito.
Es mi mejor amiga, mi semi-hermana, pero la vida nos quiso solamente de amigas… por eso no me costó siquiera un poquito darle un abrazo de bienvenida al místico lugar al cual ella ingresaría.
-Cuando tu mamá dijo que te creía muerta, combatiente (así me llamó desde aquel entonces), supe que tenías vida, pero jamás supe que sería una nueva húsar. Hasta el fin de los tiempos-dijo con tono resuelto y decidido, las lágrimas se le habían ido a la mierda.
Al contrario que Carolina, Victoria no hizo el más mínimo problema cuando vió a Manuel… lo acogió, fue su amiga, y jamás de los jamases se le ocurrió preguntar cómo era el pasado, si la llevaba allí, o gritó de algo indefinido al verle frente a sus ojos…
Al salir de los roqueríos, todos hicimos lo mínimo que podíamos hacer a modo de agradecimiento: hablar para dar las gracias al fuerte apoyo que recibíamos de parte de la gente. Todos esperaban ver a los próceres a rostro descubierto y robarles una foto, un video, pero nos vieron con la cara tapada y nuestra vestimenta clásica. Yo aparecí con mi vestido de corsé color verde y mi faldón color carmesí. Ese día, mi pañuelo con flecos color rosa fuerte no alcanzaba a tapar del todo mi modo de sentir. Como toda buena líder, no podían faltarme las palabras, y aún las llevo grabadas en el alma a fuego…
-Les agradecemos en el alma que nos ayuden… viva la libertad que llevamos tan escondida en el último resquicio del alma… Quizá tras decir esto, muera. Estoy resuelta a morir… estoy orgullosa de ser una nueva húsar, y nada cambiará eso… ni siquiera la metralleta de ningún realista en mi cuello. Me da igual morir si lo hago en el campo de batalla… si hay que morir, mejor será luchando. No me importa la muerte, ¡jamás moriré!, estoy resuelta a dejar de existir si el precio de mi vida es la libertad de todos y cada uno de los que habitan mi patria. Mi legado trascenderá las fronteras de la vida y no moriré… el de todos y cada uno de los que conformamos esta gran familia que es la guerrilla NUEVA HÚSARES DE LA MUERTE, la libertad y la igualdad son nuestra herencia y nuestra dote. Nadie, ni con amenaza de muerte logrará cambiarnos el parecer. Gracias por el acto de valentía que ustedes hacen, el hecho de venir acá y gritar por nosotros. Gracias por no sosegarse en su búsqueda de la libertad… son los verdaderos y genuinos patriotas, es lo que son, son se calmen con la voz sesgada de los ricos que les llaman al poder, no lo hagan, simplemente les agradecemos al barco de carga que se encargó de llevar a nuestros rehenes de la batalla “RUTA 5”, son unos patriotas, unos rebeldes y eso métanselo bien en la psiquis. También a los chicos de las huelgas, protestas y paros, a los que se atrevieron a ser un neo húsar mis felicitaciones por su valentía, y a sus padres: la guerra no es un peligro… ¡Muchas gracias a todos!-dije a modo de discurso.
Al salir de la vista de la gente, aún escuchaba vivaciones a mi nombre, o a “Boudica” que era el apodo que el pueblo raso me había colocado en honor a mi valentía y mis deseos de libertad que son iguales a los de aquella sorprendente y honorable reina guerrera de los ícennos, que se enfrentó y sin piedad a sus opresores que era nada más ni nada menos que el imperio romano, esa máquina de matar. Tras bambalinas me escuchaba exhausto Manuel, se sorprendió de conocer mi rebelión y mi coraje. En la mirada sonriente que posee, ya no llevaba esa fiereza, sino ese orgullo que yo creía lo llevaría a llorar, pero solo lo emocionó hasta el punto de abalanzarse sobre mis hombros con los ojos sollozantes y perdidos en el secreto de los míos, quizá en aquel minuto conoció un ser que era como el… quizá sintió amor, quién sabe la verdad (sin malinterpretar). En ese instante, tan solo en ese instante lo conocí de verdad.
Pasada recién una hora la gente se fue del lugar, y como si fuesen nuestra vida y nuestra alma llorara por ellos se largó a llover torrencial. Cuento corto, quedamos atrapados en Valparaíso por un buen tiempo.

Texto agregado el 10-01-2012, y leído por 135 visitantes. (0 votos)


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