Llegué donde mi abuela atormentado, con una lágrima deslizándose sobre mi mejilla di un golpe a su puerta; ella abrió de inmediato, y con tono melancólico le señalé:
-¡Abuela de mis amores!- la mujer que amo, me acaba de decir frenéticamente que: “soy lo peor que le ha pasado en la vida”.
-Mira hijo; señaló ella- Para que alguien te diga esas palabras, la conexión emocional debe haber sido absolutamente profunda, y para encontrar que hayas sido lo peor de su vida, no significa otra cosa de que eres lo mejor que le ha pasado; de que le diste los mejores días de su vida y siente que se le desgarran sus entrañas con tu traición; más aún si te lo ha dicho mirándote a los ojos; evidentemente te ha comunicado que todavía quiere estar contigo.
Corrí desesperadamente a casa de Laura, esperanzado en reconquistar su corazón abrí su puerta. Allí estaba, esplendorosa como siempre; me acerco y la beso con tal pasión; de que seguro esa escena hubiera inspirado un guión de la mejor película romántica que se puede crear. Terminado el beso me mira a lo ojos y junto con sonreír me golpea tan fuerte, que anhelé estar en brazos de mi madre.
-Pues Laura-¿Qué te ha pasado?
- ¡Qué crees que soy imbécil!-escapa ahora de mi casa, te dignas a volver después de traicionarme.
Salí rápido; avergonzado y asustando por tal reacción me dirigí donde mi abuela exigiendo explicaciones por lo sucedido. Ella respondió:
Querido nieto, es necesario que aprendas que en las relaciones amorosas escucharas muchos consejos, pero lo realmente necesario para conseguir la felicidad es hablar con el corazón; solamente tú y ella. Ustedes son los protagonistas del cuento; y si necesitabas una bofetada para aprender yo no era la que tenía que darla, más bien ella.
Dolido física y espiritualmente salgo de casa; en ese instante me llama a mi celular Rafaela, la mujer con la que engañe a Laura; quería verme, nos juntamos y pasamos la noche juntos.
Así es como llevo mis días, rendido por el placer que provoca una mujer. Nunca aprendí nada y creó que no aprenderé. Aquí estoy escribiendo estás líneas el día más importante de mi vida, mi cumpleaños número treinta y cinco, con muchas historias de sexo y ninguna de amor.
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