Sos ese frasco vacío en el que deposito
mi alma por partecitas pequeñas como letras.
Sos ese lugar secreto y recóndito en el que
guardo mis mas profundos pensamientos.
Sos el espejo que revela las mil sonrisas
que he logrado robarle al tiempo para que
no me las borre.
Sos la esencia misma de aquellas rosas
ya marchitas que revivís de colores
cada vez que te da la gana.
Sos el respiro... el último respiro de mis
recuerdos confusos y la primera sonrisa de
esos amaneceres brillantes en los que
canto canciones que aún no conozco.
Amaneceres brillantes bañados en el blanco
profundo de una luz lenta y etérea que lleva
y trae sensaciones de colores como el columpio del fuego ...
Crepitando entre sus llamas el olor dulce del recuerdo y dejando cenizas de colores, de donde se crean nuevas figuras de luz que caminan sigilosamente despertando a sus sombras para abrazarlas en su encuentro de sol matutino.
Texto agregado el 10-01-2012, y leído por 138
visitantes. (5 votos)