Me contempla con sus ojos mansos. Le hago una morisqueta y sonríe, lo que se transforma casi de inmediato en una sonrisa desdentada. Estamos almorzando y ella se suma a este momento de socialización diaria. Los demás le hablan y ella hace caso omiso. Toma su cuchara y después de hundirla en el plato, se la lleva a la boca.. Lo interesante es que derrama muy poca comida sobre el mantel.
Más tarde, es tomada en brazos por su cuidadora y trasladada al baño. No avisa, por supuesto que no, pero está seca, por lo que sólo se le cambiarán los pañales. Después, la sentarán en el living, junto a los demás, en donde le cantarán y le preguntarán cosas para ella ininteligibles.
A veces, llora y hunde su cabeza en el regazo. La consuelan y pronto estará sonriendo, alguien le pasa un juguete y ella lo contempla con curiosidad. Después, se lo lleva a la boca, momento en que se lo arrebatan. La cuidadora le canta una canción de cuna, pero eso a ella le importa poco.
Es acostada temprano y se entrega a un sueño apacible, mientras los demás vigilan su Descanso.
Mañana y pasado mañana y quizás el mes entrante, será lo mismo. Lo que todos saben es que la madre, la abuela y la bisabuela, ya no será la misma de antes y cada vez se irá replegando más y más dentro de ese mundo misterioso del cual nadie regresa…
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