La tierra es bañada por la sangre de los inocentes, convirtiendo este lugar en un sitio maldito.
La ira de los hombres ha envenenado el ambiente, su odio se ha esparcido como una plaga incontrolable. No quiero permanecer aquí, pero no me puedo ir...Sólo puedo esperar a que el tiempo pase para desaparecer poco a poco hasta que ya no quede nada de mí.
Todos pasarán a lado mío, más no me notarán, pues mi actuación es la de un juez mudo cuya sentencia nunca será ejecutada. Y cuando el momento de la destrucción llegue, será el instante en que me volveré visible para ellos nuevamente, en donde los colores regresarán a mí, pero será demasiado tarde: El tiempo habrá cobrado su deuda conmigo, tomando mis energías como anticipo, para dejar mi esencia como último pago y yo no podré hacer nada para evitarlo, más que dedicar una fija mirada hacia aquellos que serán castigados con la fuerza del pasado, dejando simplemente...nada.
¿Donde queda entonces la grandeza que ellos mismos se atribuían? ¿No pudieron entender que su existencia aquí era pasajera? Ahora el único consuelo que ahora me queda es que las consecuencias del error que cometí...ya han terminado