Momentos
Con falta de suerte y añadido temporal,
Se quedó el marinero a la deriva.
Nada podía significarle su latitud,
Añadiéndole a ello que ignoraba, además,
El motivo de la extraña avería, que
Fue motivo de tan reprobada situación.
Mientras las enormes olas saltaban
Encima de su cubierta, y las fuertes
Ráfagas de viento golpeaban sus señales,
Hizo acopio de lo necesario
Para cerrarse en la bodega
Y esperar ser encontrado.
Pasaba el tiempo y, para no pensar
El su desdicha, decidió hacer un relato,
No de su triste situación, sino
De cómo había estado tantos años
Alejado del mundo, sin haber tenido
Nunca un momento de reflexión.
Comenzó el escrito confesando
Que desconocía los conceptos
Básicos, los que todos sus congéneres
Parecían haber asimilado.
La vida, el mundo, el universo,
La realidad, todo aquello que,
Por inercia y falta de tiempo,
Nunca se planteó serenamente.
De pronto se dio cuenta,
En su primer acto de reflexión
Sobre estos asuntos,
De que nada de todo ello entendía,
De que todo era patrimonio ajeno,
Y que él solo estaba allí de paso,
Sin saber hacia donde.
Decidió entonces echarse
A dormir y esperar no ser encontrado,
Pues si así sucediera, tendría que hacer
Muchas preguntas, de las que estaba
Seguro no habría jamás una explicación.
Aguadulce, enero de 2012
José María De Benito
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