A mis amigos, la doncella Daniela
La doncella Mariela y el caballero Carlos
Inspiradores permanentes...

Sed fugit interea fugit irreparabile tempus
Pero entre tanto huye, huye irreparable el tiempo
Virgilio



- ¡Auxilio! - gritó la doncella Daniela en su misiva en formato de email enviado el 3/11/09 a las 09:20 AM… -¡¡¡ladrones de tiempo, tiempo, tiempo!!! – continuó. Tomo un sorbo de mi segundo café de la mañana, preocupado. El servidor de correos solo ha tardado quinientos milisegundos en reenviar esta información. Continúo leyendo y la frase siguiente me confunde “me gustaría que el día dure más tiempo siempre y cuando el cuerpo no se queje.”.
- Caramba – digo meditando, “¿más tiempo?” ¿Para qué? Para que los “ladrones” nos roben mas?
El teléfono suena insistentemente, una voz me recuerda
- a las diez tiene reunión en sala IV”
Miro mi reloj pulsera, es uno de los seis relojes que tengo a “mano” en mi oficina, (dos de mesa, uno de los cuales no anda, el de mi teléfono de escritorio, el de mi pc, el de mi celular y el de mi muñeca). Suspiro diciendo –hmm, todavía me quedan 12 minutos. Levanto el teléfono y llamo al caballero Carlos.
- Carlitos, tengo un proyecto que comentarte, me gustaría tu opinión.
- Ok Gustavo, me desocupo de unas cuantas cosas y te veo por la tarde...
Media taza de café todavía humea sobre mi escritorio, entra mi secretaria y me dice.
- Le traigo los documentos para firmar, los chicos de tesorería lo necesitan urgente para poder ir a los bancos antes de mediodía.
Saco la lapicera, prendo un cigarrillo y me aboco a firmar como un poseído, tratando de terminar mi trabajo en tiempo. Un llamado interior me dice…. – Pibe, este cuerpo necesita ir al baño – Trato de ignorar el llamado telúrico de mi cuerpo cruzando las piernas mientras miro triste la pila de cheques que aun espera.
Son las diez, mi secretaria me recuerda, - lo esperan en la sala de reunión- firmo el último cheque, observo nostálgico la media taza de café ya frío y parto al baño robándole dos minutos a la cita.
Escatimándole un poco de tiempo a mis quehaceres, releo nuevamente los “Secretos Invisibles” de la doncella Mariela, soportando estoicamente el triste paso del tiempo en Marlene, Jeunet y el olmo. Por la puerta aparece el caballero Carlos. Iniciamos una amable charla medida subconscientemente por los tiempos disponibles de ambos, en un momento me pregunta.
- Leíste el mail de la doncella Daniela?
- Si – le contesto apesadumbrado.
- Que cosa ¿no?, digo, lo de los “ladrones del tiempo”…
Otra vez mi mente vuela. La charla finaliza con una calida despedida y vuelvo a mis quehaceres.


Los griegos lo llamaban Kronos, y era dios… y como no serlo. No imagino amo más despótico, cruel y despiadado que el Tiempo.
Rige nuestras vidas desde el instante en que nacemos (¿a que hora nació?... (Típica pregunta de familiares en hospitales) hasta el momento en que expiramos… (“falleció anoche, eran las 3:35”))
La paradoja es que este “dios” administra en forma finita un recurso infinito. Aunque parezca una perogrullada no hay nada mas antiguo que el tiempo ni nada que dure mas que el. El tiempo existió y existirá aun cuando no haya nadie para medirlo. No obstante sobre esa línea infinita que se hunde en el pasado y se pierde en el horizonte del futuro vivimos nuestras finitas vidas. Todo esta regido por el tiempo. Nuestro horario de trabajo, nuestro sueño, nuestros programas televisivos, nuestras citas con los médicos, nuestras reuniones familiares, etc, etc, etc. Como acólitos de esta nueva religión, llevamos nuestra muñeca a los ojos y observamos la prenda de esclavitud unas ciento de veces por día, los cristianos se persignan al pasar frente a un templo, si ese gesto lo repitiéramos con la misma frecuencia con que vemos la hora, ya estaríamos canonizados.
Hemos aprendido a medir el paso del tiempo desde nanosegundos hasta milenios. Los antiguos siempre lo midieron y usaron fracciones de su infinitud. La rotación de la tierra, el giro de esta alrededor del sol, los giros de la luna alrededor de nuestro planeta, las estaciones, la astrología, los signos zodiacales, posteriormente aparecieron calendarios de todo tipo que explicaban meses y semanas, horas y minutos. Luego aparecieron cronómetros, agendas, cronogramas y un sinnúmero de herramientas para administrar mejor el tiempo.
Kronos se debe matar de risa, impertérrito nos mira incapaz de perdonar una fracción de segundo de nuestras vidas. No puede entendernos, el es inmortal, nosotros no.
Para empeorar las cosas, los hombres hemos experimentado el placer del instante de inmortalidad a veces en un latido del corazón, a veces en un beso, a veces en un clímax. Solo por engañosos instantes, inmediatamente después el tic, tac, del reloj vuelve a apoderarse nuevamente de nuestras vidas.
Es mas, si Ud. lector ha llegado hasta aquí leyendo estas pavadas, sepa que ha gastado seguramente al menos un par de minutos de su invalorable vida… (Si le sirve de consuelo yo he gastado en escribirlo mucho más).
¿Eso es todo?... hmm…no lo creo, de pronto un instante de iluminación… la visión cambia, llego a la conclusión que, debemos obrar con Resignación, Inteligencia, Esperanza y Fe.
Resignación para aceptar la irreversibilidad del tiempo, no existe el cuerpo inmortal, ni cremas antiarrugas, ni liposucciones ni esta ropa nueva nos devolverán el tiempo pasado.
Inteligencia para elegir, No somos esclavos, nadie nos debe imponer un tiempo sin nuestro expreso consentimiento, somos libres de gastar y malgastar nuestro tiempo, no debe haber peor pecado que el de haber sacrificado nuestro tiempo sin nuestro consentimiento por orden de alguien, en particular si este es otro ser humano.
Esperanza fundada en la historia. La era que hoy vivimos, y la ciencia que administramos naturalmente provocaría en nuestros ancestros la inmediata elevación a categoría de dioses a nosotros pobres mortales de hoy. Arthur Clark dice que la ciencia de los próximos veinte años será indistinguible a nuestros ojos de los milagros. Esto debería generar una corriente positiva de energía que nos lleve al esperar una mejor calidad de vida y un mejor aprovechamiento de nuestro escaso tiempo de vida… en particular de lo que resta. Para dar el siguiente salto.
Fe. Estoy convencido que una parte nuestra esta hecha a imagen y semejanza de Dios, seguramente no nuestro pobre cuerpo mortal pero si nuestra mente y nuestro espíritu o alma. No creo en el Dios de los cristianos como un Dios exclusivo de nuestra religión, pero si creo en un único Dios y en nuestra alma inmortal. Quizás lo que hoy es aceptable desde la fe y los milagros sea mañana explicable desde la ciencia y la verdad. Esto implicaría un salto de conciencia, ni el primero ni el último que dará la humanidad. Quizás mañana entendamos que en realidad y después de todo somos verdaderamente inmortales.
- ¡A ver si Kronos se ríe de eso!