La historia de cómo todos nos apellidamos González es verdaderamente significativa.

El 2027, Aurelia de González, la única mujer del mundo que se negaba a protegerse en el sexo por cuestiones religiosas tuvo su primer hijo, una hija para ser precisos, llamada Raspunsel, que pesó saludables 3,200 kilogramos.

Once meses más tarde tuvo su segundo parto, mellizos, uno y una, de un kilo seiscientos cada uno.

Si bien se pensó que eran prematuros, en realidad estaban completamente desarrollados, simplemente eran pequeños.

Con su esposo, Lyndon Freddy González, también un hombre de férreas convicciones de fe, cedieron nuevamente a la tentación de la naturaleza y en 2028 tuvieron cuatrillizos, tres varones y una niña que pesaron tan sólo 750 gramos, sin embargo, nacieron perfectamente saludables, completos, por parto natural.

Al año siguiente octillizos de 400 gramos cada uno, quienes ingresaron al Guinnes como los niños nacidos vivos más pequeños.

En 2030 nuevamente fueron récord con dieciseisllizos de 200 gramos, doble récord en este caso.

En 2031 sorprendieron nuevamente con treintaidosllizos de 100 gramos, y en el ’32 con sesentaycuatrollizos de 50 gramos.

Para entonces eran famosos en todo el mundo y su capacidad reproductiva dejó de ser comparada con la de los conejos para tener comparaciones menos elegantes y más burlonas.

Los cientoveintiochollizos de 25 gramos ya no fueron tanta sorpresa, pero fueron los últimos en ser contados y pesados con precisión, porque los 256 -se estima- González nacidos en el ’34 no pudieron ser pesados fehacientemente, ya que no se sabía cuál de ellos había sido pesado y cuál no.

Los 512 de principios del ’35 y los 1024 de fines del mismo año requirieron de una organización extraordinaria para que ninguno de ellos dejara de mamar.

Hacia 2040 se estimaba que la población de González descendientes de Aurelia y Lyndon alcanzaba a los cien mil, ya que los embarazos eran cada vez más prematuros y frecuentes.

En 2045 habían superado ampliamente en número al resto de la humanidad que no portaba el apellido González, aunque a muchos de ellos había que buscarlos con lupa.

Hacía tiempo que no se les daba nombre a los hijos de Aurelia y Lyndon, ya que antes de terminar su inscripción llegaba la nueva camada.

Para 2050, y organizados por una adolescente Raspunsel González, protagonizaron la revolución de los de abajo, instaurando el Gonzalato.

El primer decreto del régimen fue declarar la pena de muerte a quien pisara a alguno de los hermanos menores de la regente, por lo que -siendo los más chicos prácticamente invisibles al ojo humano-, la humanidad no González optó por recluirse ante el temor de ser decapitado.

Al año siguiente, la líder del nuevo régimen se caso con Williams Pussycat González, que no era pariente directo suyo, quedó embarazada y tuvo trillizos, luego nonallizos, veintisietellizos, y así sucesivamente y cada vez más pequeños.

Pasaron pocos años para que todo ser vivo que caminara en el planeta fuera González, por lo que -como sabemos- vivimos en el planeta Gonzalia, y los González más pequeños, por la economía de su transporte, ya han ido a colonizar otros mundos.

Dicho esto, los invito a orar: “en el nombre de Aurelia, Lyndon y Raspunsel González, amén”.