Por los oscuros rincones de mi cerebro, poblado de fantasmas que quieren tomar cuerpo y ver la luz, estos seres desnudos y deformes que están hartos de las tinieblas en que viven, a los que solo los separa un abismo que pueden atravesar como un puente a través de la palabra, salgan pues vestidos de harapos que son las únicas prendas que puedo darles, ya déjenme descansar y de pasearse en extravagante procesión pidiéndome con extraños gestos que los saque del limbo en que viven.
En la cadena que forma la cordillera de Otuzco y Huamachuco, hay un cerro elevado en forma cónica, el cual desde los tiempos Incaicos se le conoce con el nombre de Shulcahuanga, donde habitan los gentiles viejos, entre los que figura “Catarí” descendiente de los quipucamayo y de “Ylla” que es el inventor de los quipus, que empezaron a contarme.
Sabias tu dice Catarí, que Manco Capac es hijo de Atau, que los padres de Atau fueron Guayanay y Cigar, y los padres de Guayanay son Quitumbe y Llira, a su vez el padre de Quitumbe fue Tumbe, que Atau nació en el mar en una isla movediza y flotante, donde también nació Manco Capac y de donde sale a los 25 años de edad para arribar a estas tierras donde funda el glorioso imperio de los Incas.
Luego interviene Ylla que dice yo te contare sobre Mayta Capac, el era un hombre tan osado y vigoroso que estrangulaba tigres, leopardos y otras fieras con las manos, hubo un ser bravo y terrible que causaba terror a todos, porque era tan grande y tenia alas como las de un murciélago, los brazos cortos y muy gruesos con grandes uñas, el cual al ver a Mayta Capac se levanto en el aire inficionando fuego, los ojos llenos de sangre y vibrándole la lengua y trato de levantarlo con sus garras, mas el viendo el peligro cobro animo y no quiso aguardar se guareció tras un monte, hasta donde lo siguió la fiera que con gran estrepito y ruido lo rodeaba, sus gritos eran espantosos que aterraban oírlos, el inca decidió salir al campo raso animosamente, la fiera se abalanzo mas el espero intrépido y hurtando el cuerpo le dio un fuerte golpe con el champi en el pecho, por aquella parte no tenía la piel tan dura ya que todo su cuerpo estaba cubierto de durísimas escamas, le dio una herida mortal salía la sangre en abundancia que mancho todo el campo, luego mas embravecido volvió a elevarse en el aire y lo ataco nuevamente, Mayta Capac lo aguardo y desviando el cuerpo con el champi le volvió a dar en el mismo lugar y penetro hasta las entrañas, la bestia vertía tanta sangre que el inca andaba bañado en ella y resbalaba en la hierba, la fiera cayo con las ansias de la muerte y daba tan terribles golpes con la cola larga y gruesa, todo lo que tocaba era destruido, Mayta Capac se levanto con gran esfuerzo y trato de subir a la montaña, el animal arrastrándose trato de seguirlo, pero el inca dándose vuelta le dio otro golpe con el champi recio y fuerte en el ojo y se lo quebró, ya la bestia se encontraba desangrada y sin aliento, cayó muerta echando humo por la nariz, ojos y boca, de esta suerte concluyo con tan terrible animal y de esta bestia tan estupenda tomo el nombre de “amaro” porque así se llamaban, volviendo al Cuzco ordeno que sacaran su cuerpo para que todos lo viesen, Mayta Capac también fue el inca que construyo el camino de Condesuyo y el mismo trabajo en ella.
Catarí se levanta y cuenta un hecho del que se puede deducir la disciplina reinante en el ejercito inca, ocurrió durante el reinado de Huayna Capac, uno de los capitanes deja a sus soldados en un puesto con la orden de esperarlo hasta que el vuelva, el capitán salió solo en busca de la serpiente gigante que asolaba aquel lugar, la alcanzo en un llano y cuando se encontraba cerca fue convertido por los dioses en un árbol de palma espinoza, que se le conoce con el nombre de “chunta” la serpiente se envolvió en ella y el árbol fue creciendo, y las púas que salían de sus ramas penetraban matando a la serpiente, pocos días después de su vientre salían hacia afuera huesos y calaveras de sus víctimas, el capitán no volvió más a su puesto y los soldados murieron de hambre sin moverse del sitio, demostrando la extraordinaria obediencia que tenían a sus capitanes.
Ylla se para nuevamente y dice, en la guerra entre Huáscar y Atahualpa este cae preso, pero una noche consigue huir ayudado por su mujer que era una señora de gran prudencia, que ingresaba a todos los consejos y era la primera en dar su parecer en estas sesiones, aquella noche de la fuga de Atahualpa ella se acerco a los guardias y con mucha astucia y promesas les dio de beber un brebaje con los que los privo de los sentidos y permitió la fuga.
Ya la noche a pasado y alguno de estos espíritus han podido salir y ser engendrados, quédense en este mundo como un eco que encontraron.
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