Respiración agitada, sigues corriendo, no puedes mirar atrás. Tu cabeza va más rápido que tu cuerpo, mil pensamientos y el miedo evaporandolos antes de que los ordenes. Giras la cabeza y allí acaba tu suerte, tu carrera y quien sabe si allí acaba también la respiración. Has dejado de correr, yo también.

Te vi anoche, apoyada en tu ventana, después de dos semanas tu mirada no quiso ver mi sufrimiento. Esta noche no será lo mismo, lo sé. Sólo quiero que me mires, mirame, mirame, mirame... y sin embargo cierras los ojos con fuerza. Siento tu cuerpo, pero no te siento a ti. No dejaré que te vayas sóla, voy a ir contigo, te necesito... voy a salir de mi prisión. Todo irá bien, nunca más te haré daño.