Tijuana BC. Dic. 2011. Ofertas de fin de año.
Cientos de colores, formas y diseños, fluyen con rabia por los laberintos pasillos, congestionados por sensuales formas de sugerentes olores.
Susurros... Discusiones... Pensamientos... Dudas, recorren los cuerpos femeninos, acostumbrados a la turbulencia de la frase más odiada que puede salir de nuestros labios: ¿Qué me pongo?, amiga íntima de la otra que dice: ¿Cómo me queda?
Dos dudas existenciales que las ofertas de fin de año tratan de solucionar.
Andrea…mira nada más que desordenes el la sección de zapatería…
Como un resorte ejecutó las órdenes de aquella voz angustiada y temerosa.
Mí mirada perdida entre aquellos cuerpos bañados en sudor, furor y locura, me hacen recordar años atrás, cuando mi madre, en aquellos odiosos días de ofertas de zapatos, en otro lugar, en otra época, cuando gritaba de forma histérica: ven aquí... ¡No te me pierdas!
Mientras, ahí estaban ellos, de cartón piedra, como sugerencia a la melodía de Serrat, inalterables, inmóviles, observadores.
Invitados sin voz ni voto, luciendo los increíbles modelos rebajados a precios populares. Como hordas enloquecidas, entramos sin control, por aquellos angostos pasillos, apoderándonos de todo tipo de tela que encontramos a nuestro alrededor.
No lo compres, tiene un grave defecto en la costura
¿Eso te vas a poner? Por favor... si no te entra ni el pie.
¿Sabes?... dile a tu amiga que se bañe mejor cuando venga a probarse algo... Apesta
Y es que…son las últimas ofertas de fin de año.
Andrea Guadalupe.
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