Precipitaciòn y Distancia Hechas Presencia, Sòlo Eso.


A màs de 80, un 2011 que se aleja como alguien que vuelve de un entierro.

Mientras esperas al adversario, cuentas las paradojas de la vida una por una. La mente no se cansa de buscar las respuestas, ni la vida de plantearte sus viejos interrogantes.

Los días huyeron dejando sus huellas en algo más que las arrugas, la miopía y la calvicie. Huyeron aquellos que debían quedarse; y están conmigo, los que debieron irse. Aquellos días se llevaron la risa franca, el entusiasmo y el agua clara de la espontaneidad. Es por eso que hoy, cuando asoma una sonrisa, sólo consigue avergonzarme con su mueca de inseguridad moral y estupidez protocolaria. Pocas complicidades blancas van quedando en mi boca como para querer exhibirlas en sonrisas de pura pelotudez.

Sigo insistiendo en lo mismo, aun sabiendo que luego habré de arrepentirme. Pues sè muy bien que estas elucubraciones no ayudan para nada. No sólo no ayudan, sino que cargan las tintas sobre aquello que necesito borrar de mi mente. Escribo hablando. Lo hago mientras consulto mi agenda de agua donde guardo mis fantasìas de oro. Al fin y al cabo, es el intercambio químico instintivo el que lo hace todo; ya lo dijo Fishcake:
“Somos
ese
químico traqueteo
de memorias y olvidos,
convocados
por mandato de la tierra,
para
proclamar
y preservar sus muertos.
Somos eternas voces increíbles,
llamándose en el viento.”

Y es esa digna señora de largos vestidos que siempre nos invita a bailar un vals que creíamos olvidado. Esa donosa Señora Memoria de la que Fishcake nos habla:

“Memoria:
esa gracia
inherente
de lo vivido;
esa esencial
dosis de salud,
selectiva y única,
uncida al carro de la vida.”

Poderoso Caballero Es Don Dinero

Algunos, como yo, sabemos que vivir es amar la vida. Para ello, necesitamos paz; pero no la paz de una abultada cuenta bancaria, seguridad social, salud y buenas relaciones, estables y fructíferas. Eso apenas serìa una concomitancia menor. Recuerdo que al celebrarse la Feria Mundial de Nueva York del año 1939, se le pidió al hombre considerado más sabio de la época, Dr. Albert Einstein, que escribiera un testimonio acerca del mundo y su realidad, para la humanidad del año 6.939; es decir, para dentro de 5.000 años. Y así lo hizo. Albert Einstein escribió su claro y escueto testimonio, el que luego fue enterrado en un tubo de acero a quince metros bajo tierra para ser abierto recién en el año 6.939. Bien, lo interesante es qué es lo que Einstein escribió para esa hipotética generación del séptimo milenio; el sabio escribió: “El mundo vive con terror del futuro; sufre el espanto de ser eliminado del ciclo económico; nace en tinieblas y muere en tinieblas.” A. Einstein.

De todas formas no es que no se quiera, se quiere, pero no se logra. En los paquetes de cigarrillos se leen advertencias y, hasta crueles amenazas, diría yo, sobre el hábito de fumar. Todos saben del daño irreparable que hace a la salud del ser humano. Sin embargo, se sigue fumando. En una categorìa màs alta y perjudicial, lo mismo hace el dinero, pero este en cambio afecta la mente y el corazón. Aunque al dinero ninguno, hasta ahora, pudo estamparle una leyenda que advierta acerca de los peligros y riesgos que entraña enviciarse con èl. Sabemos que es el causante de los crímenes más atroces y de las más terribles injusticias.

El poder del dinero saca a la luz las pasiones y maldades escondidas en lo más profundo del alma. Hasta el más calmo y templado de los hombres pierde el control cuando este “poderoso caballero”, amaga una agachada contra sus intereses, o, por alguna razón, le vuelve la espalda a sus negocios.



Reflexiòn: Una vueltita de cuando en cuando al cementerio, no vendrìa nada mal; sòlo para ir acostumbràndose. Despuès de todo, allì estaremos antes de lo que pensamos. Es un decir.