Contemplaciòn

En el silencio perenne
luego de haber sobornado lo cotidiano
con un pequeño espacio calmo,
busco hundirme en tus figuras,
en lo sagrado de tu universo perpetuo;
y de la mano a este manso espejo
resucito y mi faz ya no es en blanco
y negro.

Resurgo timidamente sobre el bullicio
y esta luz vuelve a enceguecerme,
gratamente,
y en medio de toda esta belleza,
el espacio a mi alrededor se vuelve
infinito
y al alcance de mi mano.

Vuelo,
inmensa y plena,
dejàndome llevar por la brisa traslùcida del tiempo,
como cuando niña,
y todo se siente unificado,
yo me siento inseparable a todo lo que es
a todo lo creado.

Y de regreso,
en medio de este ruido llano y familiar,
ya no puedo ser la misma,
ya no puedo volver atràs.