Foto Polaroid
Que empiece el show de las mentiras
al que llegamos tarde, treinta años tarde,
a esa reunión, donde todos engañan al tiempo,
se oyen comentarios de que nos va bien y hemos triunfado
sonriendo, pienso y me sepulto,
viéndolos, disfrazados con los trajes de los domingos
de los domingos de hace muchos años.
Convocado a la reunión de los extraños,
esa asamblea de muertos vivientes
emergiendo de sarcófagos,
demudados ayeres adolescentes,
permutados, en su forma y en su esencia,
son otros, con los mismos nombres,
mutantes de la lista de la clase, tantas veces repetida ...
Fernández López, Fernando Manuel (*)
Fernández Ramírez, Olga María (*)
García Lopetegui, Carlos Alfonso (*)
García Román, Isabel (*)
(*) Nombres inventados
Jirones de ellos, rostros fofos, adocenados
absurdas evocaciones, desconocidos barra desconocidas
extraños que surgen de la niebla del tiempo,
erecciones antiguas, algunas prolongadas en el tiempo
reunión de pechos caídos, apuntalados en “Wordersbras” festivos,
panzas, bien comidas y estéticamente descuidadas
embutidas en bragas-faja color carne-visón
cinturones dos agujeros más apretados que de costumbre
que juegan a las estampitas de los niños propios,
a ver quien tiene los hijos más guapos,
como si, importaran
sin conocerlos a ellos, pobres
ni a sus padres-madres, pobres y pobres,
avivando un recuerdo que ya no es
ni fue, y probablemente no será,
extraños, con caras reflejadas en espejos viejos,
donde lo único que me es familiar
es el nombre de algunos
de pasar lista a diario de lunes a viernes
de Octubre a Junio.
Día de confesiones Mystici Corporis,
-yo- como sujeto pasivo del pecado
y padre confesor, vestido con el alba y la estola penitencial
me han susurrado cosas,
que no quiero oír precisamente ahora,
confesiones sexuales de hace décadas
ojos lascivos larvados durante años
con la mirada fija en mi, antes extraño barra extraña
ahora poeta de amaneceres insomnes.
Los antiguos reyes del baile de graduación,
son los bufones – hoy - de las pamplinas de –ayer-
licántropas con casquivanas
vestales con empollones
malvados con malhechores
los mismos grupos, clanes afines
ya en retirada después del asalto
al castillo de la propia existencia
y los extraños, fuimos malditos,
malditos con malditos
juntándonos en circulo sectario,
algunos más normales, otros no, y otros murieron.
Los globos hace años que explotaron y rotos, cuelgan del hilo
el confeti y las serpentinas, se han estratificado en el suelo
sepultadas en treinta años de sedimentos de piel muerta,
pero la bola de cristalitos sigue dando vueltas, inexorable
con sus reflejos de falsas risas y su eterno girar.
Tristeza en algunos rostros
chispa relamida en otros
la noche del “te acuerdas cuando ...”
y no me acuerdo ( aunque si )
o no quiero acordarme, que estupidez
hay quien no ha pasado página
y siguen aferrados a su inmadurez madura
asidos con dolor, a un acne que les obligó a postrarse
el capitán del equipo de baloncesto,
ya no tiene una bonita sonrisa seductora
sus dientes amarillean y es calvo,
apesta a colonia barata
otra, se pavonean de un culo bonito que fue,
que todavía luce altanera
enfundado en cuatro tallas más,
como un Imperio que se resiste a caer
y solo lo admiran, sus acólitos fieles, perritos oledores en celo
que cuerpos ... fueron
que cuerpos ... son, que pena
¡ Dios mío, el tiempo, todo lo ablanda ¡
carnes, mentes, furias, ilusiones, - engrudos de lo que fueron -.
Solo acudimos los temerarios
al examen del tiempo,
y no somos afortunados, ni lo fuimos
solo una ilusión de lo que creímos ser
años y años, ignominia.
Convertidos, en gotas que caen
al estanque de la tranquilidad apaciguada
de los recuerdos, formando ondas que rebotan
y nos vuelven, en unas caras mutadas
con los mismos nombres, -que obsesión con los nombres-
pero es lo único que amalgama – una lista –
y una pegatina en el pecho
apellido apellido, nombre, curso y promoción.
¿Qué hacemos con los años?
¿Dónde, hemos escrito esas páginas comunes?
¿Dónde y cuando?.
ese libro de almas está en blanco
con los personajes confirmando la asistencia
a una convención de extraños.
No me reconozco en nadie,
a los que fueron mis amigos
les impongo un silente interesante y medido,
porque no me sale otra cosa
una discreción calculada
que destruye los recuerdos, al no rememorarlos
al igual que libros, olvidados en estantes,
con una capa de polvo de tres décadas
y ahora han sido llamados a consulta,
pero no los abro, pues ya están leídos.
He amado y odiado a otras personas, y ahora nos reunimos
a rendir culto a desconocidos, hambrientos de secretos
de nuestras herméticas vidas – ilusos –
Hoy, me recreo en una antigua foto, hecha con Polaroid
yo, agachado, abrazado fraternalmente a alguien – reímos –
“ella” me mira, en pie ligeramente escorada a la izquierda
con la cara iluminada, y los ojos dulces,
todos los de la foto tenemos cara de estúpidos, menos “ella”
me pongo triste por mí, por todos
pero me reconforta su hermosa y soberbia madurez.
Algunos de los retratados no vinieron y otros no están,
no están, ni se les espera, - nunca -.
Antonio © M. ( T i T o. M.)
30/Diciembre/2011
Pensamientos Vagabundos
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