Todavía no acababa de amanecer y la casa entera, ya apestaba al olor inconfundible de muerte. El viudo, prospero valencia se entero cuando el sol ya daba de lleno y ocupaba todos los rincones de la casa. Y lo noto entre otras cosas por el silencio y la quietud.su mujer era la primera en levantarse, y aunque el ruido que hacia era mínimo para dejar dormir lo mas posible a su marido y a dos sus hijas, prospero ya que sabia de memoria aquel rumor de pasos y huevos cocinándose, Que supo enseguida que algo raro estaba pasando ese día en su casa. Y como dije el olor le confirmo la noticia.
¿Yo como se la historia? Por que la observe muy bien a pesar de verla pasar, por la pequeña rendija que había en la pared de la cocina, y yo también mucho antes de que don prospero se diera cuenta lo supuse, por que yo al igual que el estaba familiarizado con la rutina de la ahora difunta, ¿que, que hacia yo ahí tan temprano? Me da vergüenza admitirlo pero desde un tiempo atrás yo llevaba espiando por aquel pequeño espacio, los pasos y las horas de la hija mas pequeña de prospero valencia. Esther. Que nada tenia que envidiarle a santa su hermana. Que era la única que supo que yo espiaba a su hermanita y no a ella.
¿Como lo supo? Ah por que no era tan santa. No llevaba mucho tiempo de haber comenzado a ver a escondidas a Esther cuando sentí su respiración a ras de mi nuca. La respiración lenta, la respiración interrogadora. Era ella. Medio vestida. Me aparto se acomodo la cabeza y vio lo que yo había estado viendo desde hacia en ese momento poco tiempo. Se río, y me dejo con la boca y la conciencia abierta con lo que dejaba ver con la poca y transparente ropa que llevaba. Se fue meneándose. Y se metió a la casa y no dijo ni media palabra de lo que acababa de descubrir. Y no era tan santa como ya he dicho, por que a sabiendas de mi presencia cuidaba que yo no viera de mas, a su hermanita y me ocultaba con lo suyo lo de su hermana. Y luego se apartaba cuando lo interesante pasaba y me quedaba yo con el consuelo de verle los pies descalzos a mi niña, al poco tiempo me acostumbre a verla sin nada encima andando por toda la casa. Me gustaba cuando peleaba con su hermana cuando ella quería andar así.
Yo me canse un tiempo y no volví. Y a para mi sorpresa. Ella fue a buscarme a mi casa. Cuando nos vimos, yo Moria de nervios. Y ella solo se acerco me dio medio beso, y se fue, corrí tras ella. Y le dije amenazando. – Si no la vea ella como a ti, ya no vuelvo mas.- se río. Me miro, se acerco poco a poco y me regalo la otra mitad del beso que quedo pendiente en la puerta de mi casa, y me dijo calurosamente – te lo prometo.
Tarde un poco en darme cuenta de que santa era la que estaba enamorada de mí. Y era extraño por que ella casi una mujer, nunca se hubiera fijado en un niño que apenas había comenzado a pensar en ella como eso. Una mujer.
¿Que como lo supe? Bueno lo supe el mismo día de la muerte de la madre.
Las dos la descubrieron al mismo tiempo, ahí con los ojos cerrados. Que hasta tuvieron la incertidumbre de su muerte y la sacudieron hasta quedarse sin duda alguna. Prospero no dijo nada. Solo las abrazo y las envolvió en sus brazos de tal manera que las perdí de vista y hasta sentía la preocupación de que las haya hecho desaparecer con su abrazo para que no sufrieran.
Ya al medio día. El cura del pueblo llego para darle la ultima bendición y detrás de el, las únicas dos amigas de la difunta. Zenobia, que lo había sido desde niña y virtud la bruja del pueblo que lo había sido desde que salvo a prospero de morir envenenado. Las dos la vistieron como si lo estuvieran haciendo con porcelana con toda la delicadeza y entrega.
La reposaron en la mesa rodeada de flores blancas, vestida de blanco. Con las manos cruzadas. Y con la cara tranquila. Y se sentaron a velarla. En silencio, las dos tomadas de la mano. Con prospero a su lado con las dos niñas vestidas de luto. Y justo cuando la gente fue llegando y la casa se fue haciendo insoportable. La vi. Y fue como una aparición del mas allá. Y por su parecido con su madre, llegue hasta pensar que hasta después de muerta me había descubierto asechando a sus hijas. Pero no. Era ella. La mire y me di cuenta de cuanto se parecían ella y su madre, no tuve tiempo de reaccionar y de repente la tenia yo sobre mis piernas, llorando con la cabeza sobre mi pecho, y solo supe, tomarle la mano y acariciarle el pelo, peinárselo con mis dedos, hasta que sentí que se había quedado dormida entre mis brazos, pude sentirla toda. Y yo mirando a un punto inexacto, con todos mis dedos entre su pelo. Pude sentir lo ella sentía por mi y que me lo había estado queriendo decir desde tiempo atrás, y estuvimos perdidos en aquel lugar, en ese pequeño rincón. Y no se te decir el tiempo exacto que estuvimos ahí, solo se que hasta que escuche el grito de su padre, su hermana y las amigas de su mama buscándola. La mire así como estaba y le puse un beso en la frente. Y supe que se había acabado todo por el momento. Le hable al oído y le dije que la estaban buscando, ella no supo si quiera en que momento se había quedado dormida y al igual que yo, no supo cuanto tiempo, me miro, miro a su alrededor, la ayude a levantarse, y se despidió de mi, con el primer beso completo que nos íbamos a dar. No volví a la casa en varios días, sabia que no era oportuno, asechar a la mujer que amaba, cuando recién se había quedado huérfana de mama.
¿Que, que paso después? Pos unos días, después de la muerte de la mama de santa, regrese, y cuando se dio cuenta, sonrío, y salio a escondidas a darme la bienvenida, se inclino, me dio el segundo beso completo, y me dijo al oído – gracias.
Y se metió como siempre lo hacia, meneándose, dejándome nervioso, con las manos sudadas. A los pocos días, en todo el pueblo comenzó a moverse una noticia, un acontecimiento, habían llegado gente de la capital, las primeras desde que yo tengo memoria, yo desde mi casa los vi llegar eran tres, un hombre mayor que después conocimos como don Huberto de la piedra y sus dos hijos, el mayor, un joven refinado pero no tan ajeno a la vida de campo, se notaba que le gustaba. Se llamaba pedro Pablo y detrás de el, una niña casi de la misma edad de Esther, de ella no supimos mucho, solo que la llamaban niña Isabela. Los tres recorrieron el pueblo a pie casa por casa, como si estuvieran convenciéndose a ellos mismos de comprarlo. Pero, solo compraron una parte del, uno de los terrenos más grandes del pueblo, donde construyeron una enorme casa, con quien sabe cuantas habitaciones, -nunca los supimos a ciencia cierta, aunque por fuera intentamos contar las ventanas- Durante el tiempo en que se tardaron en construir la casa, vivieron en el hotel que estaba cerca de mi casa y la de santa, al principio recién llegado, lo pensé a el como una amenaza, llegue a temer que me robara o que comprara el amor de mi niña santa, pero no fue así. Cuando estuvo terminada la casa, yo y la niña santa ya habíamos perdido la cuenta de los besos completos que nos habíamos dado a escondidas de todos y me había dicho al oído como siempre me hablaba – es un poco amanerado ¿no?
- ¿quien?
- el, de la casa nueva. No conteste, y ella apoyo su cabeza contra mi pecho.
. Yo sonreí y supe que era solo mía.
A todos nos llego, un papel dorado con la dirección que ya conocíamos y una cordial invitación, a la fiesta por cortesía de la familia de la piedra, claro que no todo el pueblo fue, pero en cuanto supe, que prospero valencia, tenia la firme intención de ir, corrí a mi casa y le suplique a mi madre para que fuéramos.
Nos presentamos ahí yo y mi madre con la ropa que llevábamos a todas las fiestas importantes, cuando sabíamos que íbamos a regresar tan limpios como llegamos. Y no me pude acercar a ella, solo nos vimos de extremo a extremo. Y las ganas nos hicieron juntarnos, me solté la mano de mi madre y me colee entre la gente hasta detrás de la cortina donde ella se había escondido, nos besamos y nos dimos el ultimo beso completo. Y yo y mucho menos ella, -aunque no estoy muy seguro – lo sabíamos. Nos vimos. Y no la pude dejar de ver, de quererla tener conmigo para siempre.
Se hizo un silencio. Todos voltearon a la gran escalera, ahí los tres el papa y los hijos.
Por la cara que hizo mi santa, debí sospechar algo. Don Huberto, se dirigió a todos nosotros, con una voz estridente y bastante alta. Nos dio las gracias por haberlo recibido también en el pueblo. Y después de un interminable recital. Dijo algo que a mí, me dejo helado.
- quiero anunciar por ultimo, la próxima boda de mi hijo pedro Pablo. Con una muchacha de aquí, que lo primero que hizo fue robarle el corazón a mi retoño.- le dio unas palmadas en la espalda y los se rieron burlandose.
Busque a mi santa, por todo lo que mi vista alcanzaba. Y fue hasta que mi madre me hablo que la pude ver. Era ella. Parada junto a el, con esa cara que ponía cuando algo no le gustaba.- Y no me había dado cuenta de cuanto ya la conocía- tomada de su mano, con prospero valencia sonriendo, regocijándose y a Esther ahí nomás adornando al igual que la niña Isabela, el cuadro perfecto. No supe mas, me le arrebate a mi mama, y empujando a quien sabe cuanta gente, Salí huyendo de ahí, lo primero que hice fue correr a su casa y ahí lo vi, el trato sucio que había hecho prospero valencia, desde hacia tiempo yo sabia que no le iba nada bien, pero no como para vender a su hija por una vaca. Y como dije, no estoy seguro si santa sabía lo que iba a pasar, o la tomo de sorpresa al igual que ami. Me la pase saboreándome aquel último beso completo, caminando, perdido, hasta que vi mi cara en un papel y supe que me andaban buscando. Y lo extraño es que no Salí del pueblo. Muchos dicen que me volví invisible que me veían y cuando volteaban yo ya no estaba.
Cuando regrese a mi casa, mi mama estaba regresando de la boda. Me vio y me lo único que me dijo me confirmo que ella como nadie sabia nada de lo que hubo entre yo y santa, me miro y me dijo- que bueno que no te apareciste en la boda de santita, traes el traje lleno de polvo-
Y se pasó toda la tarde, contándome detalle a detalle los pormenores de la boda, y que la vaca fue el primer pago que hicieron los de la piedra por santa. Que le seguían dos más. Un par de cochinos, y dos docenas de gallinas. A ella no la había dejado de amar por que dentro de mí sentía, que ella aun sentía algo por mí. Y también me contó del destino de Esther, que se había ido a vivir a la casona de los de la piedra con un sueldo, por ser la nana de la niña Isabela, que no iba a tardar en morirse. Y por ultimo antes de ya no decirme nada más de la boda, termino diciendo
- lo malo es que en toda la fiesta santa tenia cara de todo menos de recién casada-
Y me Salí, pero no a perderme, me fui directo a casa de prospero valencia. Que con el sueldo de Esther, había comprado maderas y había cercado medio patio para sus animales y había colgado en la puerta de su casa, un letrero que decía. RANCHO LA PROSPERIDA.
Toque la puerta, y me abrió, traía dinero en las manos, me sonrío y supe que no sabia quien era. Cuando le dije mi nombre, se carcajeo y me invito a pasar, me sentó en la mesa frente de el y me dijo de la manera mas cínica que alguien puede hablar.
- que te parece ta chula la vaca no, si tú hubieras usado tu tiempo en trabajar para juntar lana para comprar una vaca de calidad como esa. En vez de estar espiando a mis hijas, ya estuvieras desde hace un buen casado, con la que hubieras querido, y hasta hubiera estado de acuerdo si te agarrabas a la otra como querida
De un movimiento la mesa el, el dinero y el trago que me había ofrecido estaban en el suelo, me fui sobre de el, y lo golpee hasta que la mano de me lleno de sangre, no se si de el o de la mía Lo tome del cuello lo levante con al fuerza que acababa de descubrir, y lo azote en la pared, no se movió, solo me miro con los ojos saltones, y se empezó a reír de mi, no le pude decir nada, y lo deje tirado sobre el catre asqueroso donde dormía Salí como pude. Y lo deje limpiándose la nariz, y mientras me alejaba, desde la puerta comenzó a gritarme cosas, que no escuche por el coraje y la rabia me había inundado por completo.
Llore como nunca lo había hecho y para mi sorpresa mi madre también como prospero sabia de mi amor por santa y el de ella por mí. Y se dijo revolviéndome el pelo.
- llora, llora, pero no dejes que se pierda, lo que sienten.
Y después de aquello ni yo ni mi mama volvimos a hablar de santa.
¿Que, que hice?
Lo que hice es que deje de llorar muy pronto, y deje ir a la casa de prospero valencia por que ya no tenia caso, y la intente olvidar, y me metí en la escuela solo con el pretexto de salir un rato del pueblo, y evite la casona de los de la piedra. Fue todo, además de esperar.
¿Que, que paso con prospero?
Lo que paso con el fue lo mas interesante. Habían pasado varios meses desde la boda y yo solo escuchaba rumores de ella, que sufría mucho, que estaba embarazada, que se caso con el nada más para servirle de tapadera, que su hermana se había vuelto su querida, o que don Huberto usurpaba el lugar de su hijo por las noches. Pero estaba tan ocupado como te dije en olvidarla que no ponía atención ni siquiera a mi propia respiración. De lo que si estuve seguro es de que gracias a su yerno y a su consuegro la posición de prospero fue mejorando, la casa creció demasiado, le alcanzaba para hacer fiestas vulgares y escandalosas donde el numero de mujeres doblada siempre al de los hombres, y que duraban días enteros. Donde corrían ríos de alcohol tanto barato como caro y desde mi casa podía escuchar esa carcajada que me llenaba el buche de piedritas y que me hacia odiarlo mas, y que a la vez me regalaba el consuelo de que estaba solo.
¿Lo interesante? , comenzó un día en que los gritos de cesárea la muchacha que servia en el rancho la prosperida, nos despertó a todos los que vivíamos alrededor del rancho, cuando salimos, la vimos debajo del cuerpo cesante, y manipulador de prospero que la estaba haciendo suya a la fuerza, y que nos miro con tales ojos, que no nos quedo mas remedio que retroceder y llamar a la policía.
Ahí estuvo en la encerrado tres, días sin visitas, por que sus hijas no quisieron ir a verlo, cuando salio, encontró la casa y el corral vacíos, los pocos campesinos a los que había empleado en la prosperida, se llevaron lo que les cupo en los brazos, y entre la ropa. Dice mi mama que antes de que comenzara a llover, por que llovió a cantaros, lo vio peleándose con un campesino venido a más que servia como guardia del portón de la casona donde vivían sus hijas. Y que don Huberto solo salio a gritarle que se fuera por las buenas o que el iba a salir a despedirlo con un balazo en la frente. Y yo lo vi sentado en la puerta de su casa con el letrero que daba nombra a su rancho entre los brazos. Vi la sombra caminando por su casa vacía, rompiendo lo poco que habían dejado por que estaba pegado a la pared. Y lo vi a través de la lluvia. Enojado con su soledad y su desgracia, con la foto de su difunta, y el letrero de su rancho bajo los pies. Aprovechando a llorar en la lluvia para que sus lagrimas se disimularan un poco.
…
Espérate, llovió como cinco días, amainaba y aumentaba. Y el seguía allí, con la foto y con letrero. Y antes de que dejara de llover. Vimos a virtud seca bajo la lluvia, mirando desde lejos a prospero con lastima. La vimos ver a prospero arrodillado bajo el fango, llorando pidiendo que le devolvieran todo lo que la muerte de la difunta le arrebato, que le devolvieran a sus hijas que el devolvieran su felicidad que le devolvieran a su mujer.. Mi mama y yo vimos lo que paso a continuación.
Sin verla dar un paso, ahí estaba ella virtud, junto a prospero, viéndolo como yo, llorando. Por boca de santa me entere lo que paso.
Virtud, le dijo a prospero que le iba a hacer un favor a el y la difunta, por que ella no se quería morir. La lluvia ceso de repente y así como desapareció la lluvia también desapareció virtud. A prospero no lo vimos como en su semana, hasta que paso, lo que me reunió de nuevo con mi niña. Con mi casi mujer.
Yo estaba fuera, me había quedado en la ciudad después de la escuela, para tratar de conseguir un trabajo, y lo primero que vi cuando regrese, fue el cortejo fúnebre, que venia desfilando de calle arriba, justo desde el rumbo de la casa de los de la piedra. Inmediatamente supe, que era la niña Isabela, el ataúd era ostentoso, y casi no se veía por las flores que estaban sobre el.
La gente llorando por compromiso, detrás de los deudos, solo ellos dos, ni Esther si santa. Corrí a mi casa a preguntarle a mi mama si sabia que había pasado. Cuando me vio en la puerta de la casa ya sabía.
Me sentó en la mesa y me lo contó todo. Me contó que parte de los rumores que corrían acerca de la familia de la piedra eran cierto – si en parte- ¿como que por que? , por que santa si había servido de tapadera de pedro Pablo, y que también don Huberto entraba a la habitación de su hijo a usurpar un lugar, pero no el de su hijo si no el de santa.
¿Que no entiendes? Ha eso, yo tampoco lo entendí y se me hizo bastante enfermo, pero santa me contó tiempo después que Huberto de la piedra no era el papa de pedro Pablo, si no que, don Huberto había comprado a pedro Pablo y lo había vuelto su efebo, y santa se entero como su hermana el mismo día en que murió.
Si la noche antes de que muriera la niña Isabela, Esther ya no podía controlarla, gritaba y que quejaba por los dolores- la verdad nadie supo que murió- dice Esther que casi al final tuvo ataques de furia, y todavía tiene las marcas de sus manos en el pecho y la espalda, santa se paso la noche acompañando a su hermana. La niña Isabela, murió casi ya amaneciendo y fue ahí donde las dos, al ir al cuarto de don Huberto a darle la noticia da la muerte de la que si era su hija, los encontraron a los abrazados sin nada de ropa, medio cubiertos por las sabanas. Riéndose, dándose besos en la boca, no dijeron nada. Hasta que pedro Pablo se percato de su presencia en la recamara, se levantaron los dos como si nada, y al ver las caras que traían las dos. , se fueron corriendo directo al cuarto de la niña Isabela. Que estaba muerta, vestida con su ropa de dormir, callada como estuvo siempre. Don Huberto la lloro por horas. y mientras pedro Pablo, arreglaba el papeleo. Santa comenzó a recoger todo lo que tenia y le dijo a Esther que hiciera lo mismo. Se salieron las dos cada una con un bolsa en la mano. Pedro Pablo, solo ordeno que les revisaran las bolsas para estar seguro de que no se estaban robando nada. Y se quedo mirando, como se alejaban de su casa.
¿Como fue que, mi reencuentro? Fue el mismo día, santa y Esther, estuvieron vagando, por que no tenían cara de pararse en la casa de su padre, después de no haber estado con el cuando estuvo en la cárcel. Ya entrada la noche, yo estaba dormido. Cuando la sentí, era ella, me hice al dormido y ella solo me abrazo y comenzó a besarme, a hablarme al oído, - mi mama la había dejado entrar- lo intente pero no pude contenerme, me voltee para verle la cara, y lo único que pudimos hacer fue besarnos como locos, como si nos estuviéramos muriendo de hambre y la hice por fin mía. Mi mama se quedo con Esther afuera de la casa, y ahí se entero mi mama todo lo que habían vivido las dos metidas en esa casa. A media luz la vi vestirse, y le dije
- por que no se quedan aquí esta noche, si quieren mañana yo, voy a hablar con tu papa. No tiene porque seguir molesto. Además le voy a pedir permiso para casarme contigo.
Me sonrío, y nos besamos y de nuevo la volví a desnudar y no hicimos nada, nos dimos un último beso, y nos quedamos dormidos.
Por la mañana, yendo los tres para su casa, vimos a prospero, sentado sobre tronco acariciando, la cabeza de su vaca, la miraba con ternura, como si viera en ella, algo mas que a un simple animal.
Al verlas venir, los ojos de prospero valencia se llenaron de lagrimas. Dejo a la vaca a atrás y corrió a abrazar a sus hijas, me vio pero no me pudo sostener la mirada, pero yo ya lo había perdonado y lo único que me importaba era estar con santa.
Y para no hacerte el cuento largo. Yo y santa nos casamos. De los de la piedra no se supo mas, después del entierro, despidieron a sus empleados. Y cerraron la casa. Muchos dicen que huyeron de noche para evitar la vergüenza, la casona, la lograron abrir y como a la casa de prospero, la vaciaron enseguida. Y luego el presidente municipal la rifo. Y ahora es de unas solteronas, las hermanitas de la garza.
Mi mama murió al poco tiempo, yo vendí la casa y con el dinero compre leparte de la suya a prospero para que vivamos ahí yo y su hija. De aquel reencuentro, nacieron dos gemelitos. Esther se quedo al cuidado de su padre y atendiendo su casa Y cuando al parecer todo estaba tranquilo y en paz, comenzó lo más escabroso de todo.
Yo apenas había comenzado a trabajar y me pasaba días fuera de mi casa. Esther ayudaba a santa con los niños. Y mientras estuve trabajando a mi a santa a los niños y a Esther nunca les falta nada, claro por que prospero con dinero volvió a hacer el mismo canalla que fue cuando tuvo dinero. el poco dinero que le di por la casa, se lo gasto se solito, era extraño por que la mugre vaca esa, apenas y daba leche y prospero la trataba incluso mejor que a sus hijas, le compro un cencerro enorme, y el se forro todos los dientes de adelante con oro, y cuando nos los mostró, en vez de asombrarnos, nos dio pena ajena. y cambio demasiado, se pasaba horas enteras junto a la vaca hablándole al oído, se le quedaba mirando fijamente. – Eran ojos de amor- la llevaba a caminar a pastar, y le compro en el pueblo unas vitaminas, ahí fue cuando la vaca comenzó a enbarnecer pero cuando Esther quiso ordeñarla se negó y se puso como energúmeno. Como si le hubieran mentado la madre.
¿Como que y eso que? … se estaba quedando loco, los gemelos estaban ya por cumplir un año, y prospero ya le hablaba a la vaca con el nombre de su difunta, y se dormía parado junto al animal, le cantaba y quien sabe que cosas mas.
Y así paso un tiempo. Y me quede si trabajo, lo que paso que la esposa de mi jefe me echo el ojo, y como yo no mas no quise pues me acuse de lo contrario y no me dieron tiempo ni de preguntar , así como llegue me fui, solo me aventaron unos billetes y me corrieron. Y cuando llegue a la casa, la encontré llorando.
- que te paso, ¿y los niños?
- nada me paso, solo que en esta casa todos están quedando locos
Ella no me quiso decir nada así que le llame a Esther. Nos salimos del cuarto para que santa no se alterara mas, y me lo contó todo
- lo que pasa es que vino virtud
- ¿y esa vieja que?, ¿le hizo algo esa bruja? Esther contéstame,- y le grite como nunca mas lo he vuelto a hacer. ni a ella ni a nadie
- Cálmate, virtud no le hizo nada, cuando te fuiste, le comenzó a salir agua con sangre de los pechos y los niños tenían hambre, así que fui y le saque un poco de leche a esa vaca, santa la estaba hirviendo cuando llego virtud, la vio en la lumbre, y se la aventó al suelo, le dijo que era un pecado, que había ordeñado a su propia madre, que esa leche estaba prohibida.
- ¿que?
- Si, yo lo escuche desde el cuarto, le grito que como mi mama no se quería morir que se había reencarnado en la vaca que por eso a mi papa le preocupaba ese mugre animal.
- ¿y tú papa?
- Mi papa no estaba, pero seguro la loca esa le fue con el chisme por regreso enseguida y comenzó a gritarle bien feo y hasta le iba a pegar, si no me meto la media mata.
- Me corrieron. Y solo me dieron esto- y le mostré los billetes.
Me los quito y me dijo.
- yo les saco provecho. Ha y por favor, no te pelees con mi papa.
Prospero regreso ya de noche, traía una botella en la mano, y apenas podía caminar nos encontró cenando no dijo ni media palabra, se sentó en su catre y de tres sorbos liquido la botella se asomo a la ventana, se acerco a la mesa, tomo un pedazo de pan y se salio, a contemplar a su vaca.
Por esos días, prospero se emborrachaba mas que de costumbre y se desaparecía por días, y una mala noche nos llego el rumor de que a prospero lo habían malherido en un pleito de borrachos y que se había muerto en la puerta de la cantina. Yo me di mi vuelta por ahí, pero nadie me dio razón, a santa y a Esther les cambio el semblante solo le rezaron un rosario, y le prendieron una vela.
Y en esa vela se fueron los últimos centavos que le había dado a Esther y no nos quedo mas remedio que ordeñar a la vaca. Para tener algo en la panza y para que los gemelos no se fueran a morir de hambre. La vaca seguía igual, y cuando justo nos habíamos hecho a la idea de que prospero en realidad si se había muerto, cuando dejamos de creer que era un rumor. Apareció y apareció de sorpresa estaba amaneciendo, lo notamos por que escuchamos sonar el cencerro del animal. Y de pronto lo teníamos parado en la puerta, con la cara descompuesta, bufando, la boca y las manos le temblaban.
Esther, se acerco y lo llamo.
- papa, volviste.
- que le hicieron
- ¿a quien?
- ¿que le hicieron a mi almita?
Y supimos que estaba hablando de la vaca, esta furioso y le dije a santa que se metiera en el cuarto y que no saliera para nada.
De pronto en la casa había un reguero de leche, había roto todo yo lo intente detener, pero me saco de la casa a patadas y se encerró con Esther, solo escuchaba sus gritos, a prospero insultando, y temí por mis hijos y por mi niña santa. Luego silencio. Cuando salio tenia las manos ensangrentadas y pensé lo peor, encontré a Esther tirada junto a la mesa, llorando mal herida y el se había sentado a acariciar a su vaca como si nada hubiera pasado. La ayude a levantarse, santa que había salido del cuarto, le quiso limpiar la cara, pero Esther no se dejo. Como pudo salio de la casa y se fue directo donde estaba su papa.
Se le quedo mirando, y con la boca rota y la ropa roja más que de otro color, le grito.
- nos vamos a morir de hambre-
El sin mirarla y totalmente ensimismado en el mundo de su vaca y el. Contesto.
- de lo que sea, y si nos vamos a morir que bueno por que eso he estado deseando desde hace tiempo. Morirme.
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