Cuando toco la puerta por tercera vez, sintió una pequeña brisa cayendo sobre su cabeza. Literalmente le llovía sobre mojado. Eran ya las 12.21 del sábado 13 de diciembre. El plazo había vencido 21 minutos antes pero seguía intentando en la puerta. No todo los días tienes la necesidad de hacer una decisión trascendental para tu futuro, por lo que el retraso era entendible en cierto modo.
-¿Como me metí en esto?, puta madre, como me metí en esto,- decía entre labios Fernando en el fallido cuarto intento por que le abriesen la puerta. Los temblores en las manos y el sudor, ese que te pica en los ojos , lo acompañaban desde que salió esa noche de su casa del barrio girasoles, al oeste de la ciudad, para tomar el autobús 38 que lo llevaría al centro. Ni siquiera recogió el boleto ni sus 2 pesos de cambio. Caminó directo hasta los asientos de atrás, abrió la ventanilla, el aire le refrescaba, llego a desear que no le abriesen la puerta, prefería eso a traicionarse a sí mismo.
El quinto intento de tocar la puerta fue el más débil, como arrepintiéndose ya de haber llegado ahí, fue valiente en verdad pero no era fácil, mejor dejar que las cosas pasen como habían quedado, aunque eso resultase de fáltales consecuencias.
-Pasa Fernandito, yo sabia que vendrías-se escucho del otro lado de la puerta, era una voz ronca parecida a la de los viejos que fumaron mucho. Se quedó inmóvil, eran las palabras por las que había venido pero que no quería escuchar, dio un paso hacia atrás, como queriendo dar media vuelta pero al instante la puerta se abrió.
-Te esperaba más temprano pero siempre lo supe Fernandito, siempre lo supe- la voz grave seguía con su discurso-. Voy a dejar pasar que llegaste con 25 minutos de retraso porque si hacemos respetar nuestro pequeño contrato verbal, todo esto valdría una reverenda mierda y de dos plomazos te mando al otro mundo, me entiendes? Pero yo soy bueno Fer, muy bueno y voy a esperar a que me des tu respuesta. Pero pasa, no te quedes parado en la puerta, pasa Fernandito, porque tan asustado hombre, siéntate en el sillón que ya preparo algo ok?
Como cualquier escondite, El departamento estaba a media luz, de las ventanas entraba el viento frio de una noche típica de invierno, atravesó la pequeña recepción y se sentó en el sillón individual, a lo lejos veía un montón de cuadros, de fotos en blanco y negro, en viejos en marcos de madera que colgaban de una pared.
-quieres whisky?
-solo agua por favor
-Y bien, que pensaste?, la silueta de la voz grave por fin se definió al encenderse una pequeña lámpara, era, sin duda, Fabian Riboneta, uno de los capos mas buscados y de seguro mas protegidos por el gobierno corrupto de la capital.
-Don Fabián, entienda por favor, lo que me pide es casi imposible. Mi trabajo es lo mas sagrado que tengo y si hago lo que me dice, chau, adiós, nunca más podre hacer lo que mas me gusta en la vida. Y de donde voy a sacar para comer? Además, como voy a salir a la calle después de hacer lo que pide, me matarían a golpes.
-si Fernandito, es difícil, pero si no lo haces igual te mato yo en un ratito mas, como estaba pactado, te acuerdas? Deudas son deudas , no? – el capo le dio el primer trago a su vaso de whisky, no me gusta dejar las cosas a medias, sabes?
Fernando no pudo seguir debatiendo, los argumentos, pocos en realidad y nada convincentes, se habían agotado, pero más bien, la verdadera causa por la que las palabras se atoraron en su garganta fue porque escucho el corte de cartucho de la colt 45 que Fabián saco de su bolsillo, y que puso en la mesa de la salita, donde además estaba su bebida todavía a unos ¾ de su capacidad.
-No tienes opción, creo yo- Fabián se movió un poco, como buscando una posición mas cómoda en el sillón. Lo que yo te ofrezco es un ganar-ganar. hacia pausas entre sus palabras, como dándole pie a que Fernando dijera algo pero el no hablaba, miraba el vaso como si fuera su reloj de arena y después fijaba la vista en el mango dorado de la colt 45. Imaginaba como se vería su cuerpo azotado por 8 balas en cuanto la bebida se terminase. Vino al encuentro con Fabián con la vana esperanza de que el capo se compadeciera de el, pero, que va!, cuando se ha visto eso. Además, si mínimo tuviera un hijo pequeño al que no quisiese dejar desamparado, si por ahí su vieja tuviera un enfermedad terminal y su vida dependiera de los cuidados de Fernando, quizá, con una historia así, pudiera moverle alguna fibra al capo, aunque no estoy completamente seguro de eso, esos duros no tienen sentimientos.
Pero ni siquiera una historia asi tenia Fernando para agarrarse. La verdad es que nunca se caso y nunca tuvo hijos. Su madre había fallecido años atrás. Su papa desde que tenia 10 años. Tiene pocos amigos y Sus 2 hermanos se mudaron al norte, a los campos de cultivo, desde hace, ya, buen tiempo. Solo Gloria, su hermana, vivía en la ciudad aunque se veían muy poco.
Trabajaba solo los fines de semana, y en ocasiones un martes o un miércoles cuando era requerido, pero era demasiado el tiempo libre que tenia. Sin una familia a quien atender, por quien velar, su vida se fue haciendo poco a poco rutinaria y muy solitaria, en las mañanas lo solían ver corriendo en el parque central para mantenerse en forma, algo que su trabajo le exigía, y en las tardes solía estar en su casa, viendo películas o los partidos de futbol. En las vueltas que daba al centro de la ciudad veía con detenimiento aquella brillante marquesina del casino primavera, y entre tantos colores y maquinitas tragamonedas, alcanzo a ver ahí las mesas de póker, aunque nunca se animaba a entrar . Pensaba que era ya bastante tiempo que no jugaba, desde los tiempos de preparatoria, cuando hacían reuniones en su casa cada jueves a jugar partidas. El resultado no importaba mucho, además, la cantidad de dinero reunida no era muy tentadora. Jugaban por la convivencia aunque hay que reconocer que a Fernando se le daba bien.
Fue justamente un lunes, hace varios meses atrás, que empezó esta vorágine de acontecimientos que lo tenían hoy sentado frente al capo mas peligroso de la ciudad. Ese lunes había quedado de verse con su hermana gloria, en la plaza de los arcos, que quedaba justo enfrente de casino Primavera. Había recibido su pago por su trabajo del fin de semana. Miro el reloj y vio que tenia aprox media hora libre antes de encontrarse con su hermana . Asi que decidió entrar y apostar en el poker. . Nunca lo habían visto por ahí, a nadie saludo, solo se sentó a esperar sus cartas. La mano no le favorecía pero como era la primera vez, nadie conocía su juego, asi que doblo la apuesta sin tener prácticamente nada, bueno, en realidad se jugaba el todo o nada a que saliera el as de corazones, 2 de los tres oponentes decidieron no tantear al diablo y a aquello que se llama suerte de principiante y entregaron sus cartas, quedando solo el tipo flaco a su izquierda, se veía, al menos, mas joven que el, de unos treinta años, con pinta extraña, traia una gabardina negra y unas gafas grandes, y si, lo que más llamaba la atención era la lindura de mujer que lo acompañaba, mucho dinero debía de tener el flaco para salir con ese pedazo de mujer, de cabellos dorados y curvas impresionantes, iba por ahí el asunto porque guapo no era precisamente.
El as de corazones salió, Fernando tenia la mano ganada, volvió a doblar la apuesta. Al flaco no le quedo mas que completarla, había llegado tan lejos que no iba a dejarlo ganar asi de fácil. Era ya un pozo bastante grande. al falco le dio rabia cuando vio que con su triste par de 7 no llegaba ni a la esquina. – Tu y yo solos, doble o nada- apunto el flaco, siempre cuando uno sufre una derrota, lo que quiere es el desquite, la revancha y de inmediato si es posible, y mas si hay dinero de por medio, asi que le la sangre le hirvió cuando vio que Fernando tomo su dinero de la mesa y se fue sin decir nada.- hijo de puta, juega pendejo- escucho cuando se enfilaba a la salida. En realidad ellos no sabían que solo entró a jugar para hacer tiempo antes de encontrarse con su hermana en la plaza, y que necesitaba irse ya para llegar a tiempo.
Empezó a ir cada lunes al casino, ese dinerito extra en el poker no le había caído mal, al principio, cuando veía que no era su noche se retiraba antes de perder más dinero, aunque con el tiempo fue desarrollando esa ansiedad ludópata, aun así el saldo después de 25 lunes seguidos en el casino era favorable, había ganado más de lo que había perdido, se ligo a 2 meseras aunque solo con una tuvo sexo ocasional, hizo amistad con algunos jugadores y con el guardia de la entrada, había inhalado varias grapas de cocaína, sobre todo en las últimas semanas, que coincidía con una mala racha , según el, el polvo le hacía ver el juego con mas viveza y le daba suerte,
se intensifico hace un mes cuando aquel flaco de la primera vez volvió a toparse con Fernando en la mesa, esta vez la suerte no lo acompaño y de 5 manos solo gano una, no pudo controlarse y perdió el dinero de su quincena recién pagada en esa noche. Pidió que le agregasen a su cuenta 5 grapas de cocaína y salió. Regreso al día siguiente después de vender algunas cosas, pero igual no tuvo suerte. Ni la tendría ya. Sin amigos, esposa e hijos, nadie le advirtió en el tobogán en el que estaba cayendo. Empezó a tomar malas decisiones en su trabajo pero nadie lo atribuía a su creciente adicción al juego y a la coca, cosa que desconocían, por el contrario, por su excelente trabajo durante todo el año, sus jefes lo eligieron para la situación importante que se venia.
-aquí el pedo fue la coca Fernando, eso de empolvarte la nariz para que te de suerte en el póker no es lo más económico del mundo, debiste probar con una pata de conejo pendejo, nos debes un dineral porque dejaste de pagarnos la soda cuanto te empezó a ir mal en el juego y como te iba mal , mas consumías, sabes? es un negociazo esto!. Se acabo el crédito, Plata o plomo, ya sabes, y tu ya no tienes plata querido, y yo no puedo quedar mal con la gente, la gente me respeta, sabes?, por eso soy quien soy, el capo más grande esta ciudad, imagínate si te dejo ir y andas por ahí vivito y coleando, van a decir “fabian ya se ablandó, ya no es el mismo de antes, mira aquel tipo que le debe plata y sigue tan campante”, no estaría bien verdad? Pero aun así trato de echarte una mano, por ser tu Fernando y veo cómo puedes ayudar y saldar tu deuda, te ofrezco la salida a todo esto y me dices que no, por favor, quieres el plomo entonces?, mira que ya casi me termino mi vaso y es bastante tarde.
-Necesito más tiempo para pensarlo- se puso de pie para disimular sus temblores, caminó a la pared donde colgaban las fotos viejas y al fin las distinguía bien, eran en blanco y negro pero esa tribuna llena de playeras con la raya atravesando el pecho y ese estadio enorme de la capital corroboraban que se trataba de la tribuna del millonario. En la foto del medio se veía a un joven Fabián Riboneta, con la melena larga, trepado del alambrado.
-No hay tiempo imbécil, la promoción es mañana, bueno hoy, ya son las 12:30. Es fácil, expulsas a uno o dos jugadores de los celestes, marcas un penal y ya está, nos quedamos en primera y tu conservas tu vida y saldas tu deuda Fernando, no se cual es el puto problema.
Y si, viendo de ese modo no habría tanto problema, es conservar tu vida o tu trabajo, pero para Fernando iba más allá, nunca le había arbitrado al equipo de sus amores por la simple y sencilla razón que desde que empezó su carrera en el arbitraje, los celestes habían estado en segunda división, y justo ahora se le ocurre hacer un temporadon y pelearle la promoción ni más ni menos que al más grande, que pasaba por el peor momento de su historia.
-Está bien Fabian, trato hecho.
-Te tendré vigilado, ya sabes que si los millonarios descienden, tu desciendes al mismísimo infierno también ok.
El regreso a casa fue duro, tomar un taxi a altas horas de la noche, siendo madrugada se sábado y lloviendo es una verdadera proeza, tuvo tiempo de pensar en su viejo que fue jugador de los celestes, aunque nunca figuro, le heredo el cariño a la camiseta. Se acordó cuando lo acompañaba a la cancha de niño. Quien se hace hincha de un equipo de segunda división, habiendo tantos equipos grandes en la capital, hay que tener verdaderos huevos para serlo, ni siquiera pasaban los resúmenes por la tele, no podía discutir de futbol en el colegio porque que validez pueden tener tus argumentos cuando llevas puesta esa camisa celeste de ese equipucho de segunda que solo tu conoces. En sus 5 años en el arbitraje, era la primera vez que tenía ese dilema.
Cuando llego a estadio y vio las tribunas celestes llenas y como vibraba y como cantaba aquel estadio le dio la sensación de que igual no salía vivo después de marcarles penales que no eran para que los millonarios conservaran la categoría. En verdad, esos tablones rugían como nunca, quien era él para cortarles la ilusión a su viejo desde el cielo, a los niños celestes que en ese momento se sentían igual que su compañerito millonario, quien era para impedir que este club haga la hazaña de mandar al más grande a la segunda, quien era él para impedir esos 2 goles que hicieron que el estadio estallara acariciando la locura, quien era el para hacer pagar por sus errores a toda esta humilde afición. El jubilo, la alegría llegaron cuando Fernando pito el final, gente corriendo, abrazándose, llorando de felicidad y los millonarios en el suelo, arrastrando su historia. Rumbo al vestidor recibió la felicitación por su trabajo de parte de los abanderados y se encamino al vestidor. Estaba tranquilo, como era el antes de entrar aquel dia en el casino, hasta que escucho aquellos tres golpes retumbantes en la puerta…
|