Tijuana BC. Dic. 2011. Una feliz Navidad y año nuevo prospero para tod@s.
Este 24 de diciembre, celebramos el nacimiento de Jesús el Cristo, personaje histórico y también verdadero Dios como lo afirma el credo católico.
Se conmemora en una fiesta que invita a la paz, la fraternidad y convivencia familiar, porque el ser humano, en un ser en relación y por naturaleza, posee la capacidad de amar y aunque cada un@ de nosotr@s tiene una historia de vida, una experiencia que ha marcado nuestra forma de ser, de sentir, de pensar, que forma nuestra personalidad, nuestro carácter.
Historial de la niñez, porque es donde surgen los miedos, las inseguridades, los temores, los egoísmos, las actitudes que tomamos frente a la vida y a Dios.
En mi infancia y adolescencia, crecí con la idea de un Dios castigador, vengativo.
Situación que me causo muchos conflictos, hasta que logre ajustar mis pensamientos y creencias al observar que el Dios del miedo es el Dios que no logra existir.
Porque el miedo, es el arma que todo paraliza, y no tiene nada de divino.
Es injusto, opresor y sólo la felicidad es libertadora.
El miedo, es usado y abusado por diversas iglesias, y Jesús el Cristo, jamás impuso el miedo a quienes le seguían.
Se los quitaba, no creía en el sufrimiento, el dolor o la muerte como armas de liberación.
No soportaba ver sufrir a nadie.
Jesús el Cristo, exigió algo que nos parece locura: devolver bien por mal.
La felicidad, su única teología, se engendra en la paz y no en la guerra, en el perdón y no en la venganza.
Y al menos yo, no necesito un Dios que condena la sexualidad, que se niega al gozo y la felicidad de sus criaturas.
Al Dios arbitrario que festejan los opresores y las dictaduras.
No lo necesito y vivo mejor sin él.
Vivo mejor siendo fiel a mi conciencia, que es más severa que las leyes humanas, porque no es posible burlarla y constituye la única fuente de libertad.
Estoy convencida de que prefiero equivocarme siguiendo mi conciencia, que atinar en contra de ella.
Creo que es necesario y que debe existir un Dios que respete nuestra libertad y conciencia, que nos respete en nuestra condición humana.
Un Dios alegre y feliz para liberarnos de todo tipo de esclavitudes y miedos.
La aceptación a ese Dios, es una decisión personal y libre, si la necesitamos y tiene cabida entre nosotr@s.
Un Dios representado por Jesús el Cristo, que come con prostitutas, que nunca juzga y siempre perdona.
Que nunca está por encima de nadie y siempre busca el bien ajeno.
Ese, creo yo, es el Dios que debemos celebrar esta navidad.
Otro Dios, simplemente no es Dios.
Una feliz Navidad y año nuevo prospero para tod@s.
Andrea Guadalupe.
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