Cantar en silencio
Ahora, frente a la mirada cristalina
Del firmamento entero,
Me dispongo, con la capucha puesta,
Ha pasar disfrazado de arlequín
Por el cuello de la botella ceniza.
Ha cantar en silencio absoluto,
El himno tendido que me enseñaron
Los escorpiones en las cuevas ciegas,
Encima de los riscos y del vertiginoso
Terraplén.
Quiero también entregar
Las viandas de papel de calco
Que hasta aquí he traído,
La cantimplora que nunca
Pude lavar, los disfraces,
Los pinceles de metal,
Y los cuentos en conserva
Que tanto he guardado,
A algún duendecillo
Que, con seguridad,
Tiene sitio en su mirada,
Para poder hacerle sitio
A mi descarga,
Y que, de seguro,
Me recibirá con
Entrada de caballerías
A su patio porticado,
Con láminas brillantes
En los miradores.
Aguadulce, diciembre de 2011
José María De Benito
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