A tomar todas las brochas y trazar el imaginario colectivo en los muros
A romper los muros con la intensidad de los colores
A esgrimir el pincelote firme contra el individualismo
A socavar la propiedad privada que se apropio de lo público.
El llamado es a imprimar los anhelos de justicia
A expresar con todas las manos libres el mundo posible.
La nostalgia del tiempo perdido, volverlo presente.
El llamado es a estampar el descontento social.
Arrojarlo en bruto a las calles, como un sentimiento desnudo.
Impregnar el sentir más feroz e implacable frente a las grises dictaduras del modelo.
Formatear con cal las conciencias dormidas...
Rediseñarlas con conceptos, con azules, verdes y rojos.
Iluminarlas con oz y martillo, con puños, rostros y multitudes...
Sembrar los muros con esperanza y lucha, con transparencia y convicción.
Hay que golpear a los traidores, golpear a los pequeños dictadores
Mancharlos, salpicarlos de rechazo, tirarle los tarros vacios encima.
Con pintura si fuera necesario
Hay que pintarles la cara, combatir los espacios sin expresión
Colgar las denuncias y las demandas en las esquinas.
Con la creatividad, con audacia y mística, con entusiasmo y lealtad
Por un mundo mejor, por una estructura multicolor,
Por alcanzar la sociedad cultivada
Donde transiten hombres y mujeres conscientes.
Hay que dibujar los murales que rescaten y construyan la cultura.
Los murales que levanten y sostengan la cultura en cualquier barrio.
Perpetuar las ideas, las artes, las letras, el canto, las risas, las penas, la vida…
Bosquejar la silueta ineludible del socialismo,
El diseño que traerá como consecuencia la aparición del hombre nuevo…
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