Catapulta/Tartamudez
, dice ella.
, dice él.
Y todos se aferran a sus lápices y escriben con euforia en sus cuadernos, libretas, u hojas de papel.
El silencio reina, sólo demarcado levemente por chirrido, la insensible fricción de la tinta tatuando las hojas.
¿Será un cuento ahora, o un poema, una canción, ensayo, novela, o una simple reflexión?
¿Pero qué se puede escribir con ‘‘catapulta’’ o ‘‘tartamudez’’?
Los locos escriben frenéticos. Concentrados. Un estado de nirvana se ha apoderado de ellos. Un trance. La droga de la creatividad.
Una pequeña broma se filtra en la paz que reina en el salón.
Risas, carcajadas, un comentario.
Las cabezas bajan de nuevo. Las manos toman los lápices. Los ojos fijos en las hojas. Las mentes en el cosmos en busca de las palabras precisas, como tesoros maravillosos.
, dice uno.
‘‘Catapulta’’, dijo ella… y me imagino una película de esas de la edad media, como Juana de Arco, o Corazón Valiente, esa de William Wallace… incluso El Señor de los Anillos.
‘‘Tartamudez’’, dijo él, y me imagino, no sé, al ‘‘poeta’’, ese de Morandé con Compañía.
¿Qué uso literario podría haber con estas palabras…?
Locos, están todos locos.
Los que escriben, los que leen.
Locos.
Qué bueno que mi papá no escribió nada. Qué bueno que mi papá no está loco… ¿cierto? |