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Inicio / Cuenteros Locales / maparo55 / Notas de paso: La flauta mágica

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Las instalaciones del metro son en todo momento, un gran escenario donde suelen pasar todas las cosas, desde las más simples, hasta las más inverosímiles. En los vagones, en los andenes, en las escaleras, por todas partes, puedes encontrarte siempre algo que llama la atención: una pareja de novios dándose un beso, un ciego que canta horrible y pide dinero, una madre histérica regañando a sus hijos, infinidad de vendedores ofreciendo toda clase de mercancías sorprendentes, merolicos tratando de convencerte de sus ideas políticas, muchas mujeres bonitas, un hombre acostándose sobre pedazos de vidrio para ganarse una moneda, músicos de todo tipo (buenos y peores), hombres y mujeres leyendo, campesinos miserables que reparten papelitos pidiendo ayuda, locos capaces de disparar un arma dentro de un vagón repleto de gente y matar a varios, mujeres embarazadas, ¿quién me falta?...¡Ah, sí!, ciudadanos comunes y corrientes, anodinos, poquita cosa y mustios, que pretenden pasar por muy correctos, pero son una masa informe y anónima que se mueve y pulula de aquí para allá moviéndose con prisa, ajena y deshumanizada por sus semejantes, una gran masa de borregos deseosos de seguir las reglas, cumplir las leyes y no pensar, no sea que se les ocurra algo extraordinario o verdaderamente inteligente y se pueda hacer realidad.
El gran escenario me ha deparado esta noche un músico; para ser exacto, un jovenzuelo como de 20 años vestido con chamarra y pantalones de mezclilla, tocando como un verdadero poseso, su flauta mágica. Pasadas las 11 p.m. los andenes del metro se convierten en espacios solitarios poseedores de una acústica extraordinaria que permite captar muchos sonidos que en las horas de interminable afluencia sería imposible distinguir; entonces, los andenes semisolitarios se convierten en una caja de resonancia tal, que cada sonido se agiganta y transmite magnificado, inundando el espacio de tal forma que el sonido parece provenir de todas partes. Así ha sido hoy, el sonido de la flauta mágica del jovenzuelo ha aparecido de pronto, primero suave y tímido, luego fuerte, claro, acogedor, dulce, tranmitiendo ondas sonoras hipnóticas hasta los oídos atentos de los pocos usuarios que aguardábamos en el andén la llegada del próximo convoy. La música de la flauta parecía llenar todo el ambiente con su canto demoledor y a la vez tierno, duro y suave al mismo tiempo, música de flauta inmemorial, eterna.
Cuando el muchacho apareció ante la vista de los pocos que ahí estábamos, dos mujeres de no mal ver, que aguardaban juntas, se le quedaron mirando como diciendo: danos más, no pares de tocar, sigue creando magia para nosotras, si lo haces, prometemos levantarte un altar en nuestros corazones. Quizás intuyó lo que ellas y todos pensábamos, queríamos más de aquellas maravillosas notas. El chico tocó nuevamente.
Me transporté. En un dos por tres, la imagen del flautista de Hamelin pasó ante mis ojos conduciendo dócilmente a sus millares de ratas rumbo a las aguas del río ( a su rebaño de usuarios tirándose a las vías del metro). Y esta imagen trajo consigo también. la de un chiquillo de 13 años tocando la flauta en sus clases de música de la escuela secundaria. Y la mítica figura apoyada en un solo pie, de Ian Anderson esgrimiendo su flauta hechicera, tocando las notas intemporales de Boureé. En aquel entonces, la mejor compañía era la de mi mejor amigo y en aquella unión adolescente, llena de ausencias femeninas, sólo brillaba la música y la mutua soledad para acortar la espera de la aparición portentosa de Martha y Rosa Ana, perdidas aún en la inmensa maraña anónima de lo desconocido.
La magia duró sólo un par de minutos, la llegada del convoy rompió para siempre jamás el idilio del que los pocos presentes fuimos presas. El embeleso quedó roto abruptamente; pero no la sonrisa agradecida hacia el chico flautista, que se quedó en mis labios hasta mucho después de haber abandonado el metro.
Evocar, es vivir. Soñar, también.

Texto agregado el 18-12-2011, y leído por 481 visitantes. (9 votos)


Lectores Opinan
20-12-2011 ME GUSTA MUCHO LE DAS VIDA A TUS PERSONAJES*********** yosoyasi2
19-12-2011 Tu también eres como ese flautista , aunque en lugar de notas usas palabras . autumn_cedar
19-12-2011 Espectacular!!! Muy bien narrado. azucenami
19-12-2011 Notable; has sabido plasmar ese instante de emoción y recuerdo que sólo la música, cuando se la ama, puede otorgar. Muy buen relato. Salú. leobrizuela
18-12-2011 Hay momentos mágicos como el que relatas que nos reconciilian con la vida. Me gusta mucho la descripción que haces de la muchedumbre en el metro, todo un acierto. loretopaz
18-12-2011 Hermoso cuento que mas que cuento es una fotografia del alma,del alma conmovida en el recuerdo a travez de la flauta magica.Gracias por tan hermosa narracion y experiencia.Yo tambien agradezco a estos seres etereos salidos de la nada que nos regalan por un minuto ,algo de tan enorme valor espiritual. mapata
18-12-2011 Mágico. Hasta mí llegan las notas evocadas por tu relato. granada
18-12-2011 Hermoso relato, me encantó haberle leído. Saludos teresatenorio50
18-12-2011 La magia no duró un minuto amigo, te la llevaste en el corazón, de ahí, este hermoso texto. Te felicito. Un abrazo. SOFIAMA
 
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