Mirinda y el sexo

Mirinda, seguía fiel a su plan de conquistar a una mujer, para conocer los placeres sexuales de los humanos.
Por eso cuando Raquel, la sobrina del ciego, fue a visitar a su tío, le regaló el frasquito de perfume que había preparado. Ella le agradeció y lo guardó en la cartera.

Mirinda se quedó tranquilo porque sabía que en cuanto ella se perfumara, pensaría en él y se sentaría terriblemente atraída hacia su persona.

Ahora debería averiguar que era lo que tenía que hacer cuando llegara el momento de hacer el amor.

Se fue nuevamente a la Biblioteca y le pareció que la empleada lo miraba temerosa.
Le solicitó un libro que explicara los mecanismos del acto sexual.
La empleada le dio un libro de autoayuda de Edy Castillo, titulado: “Mujeres, Manual de Mantenimiento”, donde se enteró que era necesaria la erección,

Allí sentado en la sala de lectura, trató de concentrarse para lograr una erección, pero no pudo. Su cara se crispaba por el empeño que
ponía. Sus músculos se tensaban con la fuerza que hacía, pero todo era inútil.Tenía los músculos del abdomen contracturados por el esfuerzo pero fue totalmente imposible.

Mirinda se puso triste. Cabizbajo fue a devolver el libro.

—¿Encontró lo que buscaba? —le preguntó la bibliotecaria.

—¡No! No me sirvió de nada — le contestó

—Posiblemente yo le pueda ayudar —le dijo la chica —Dígame que necesita saber.

Mirinda le iba a contar todo, pero se contuvo. No podía decirle a todo el mundo que él era un extraterrestre.