Las personas dependen de los cambios. Pero también pueden obsesionarse con ellos.
Ambos tipos viven, tan esimismados como todos, cuando están solos. Las voces de la mente son como traducciones caprichosas, infantiles y vendidas, de los sonidos de las turbinas que la mantienen viva. Me sigo preguntando por qué nadie se pregunta por qué hacerles caso.
Algunos pensamientos basados en nuevos conocimientos se vuelven vicios, se retroalimentan y se funden en la autoconsciencia, uno de los fines, toda etiqueta es pervertible, a la vez todo punto de vista es lógicamente acertado, toda noción de la moral se puede avalar; pero por sobre todas las cosas, ningún pensamiento puede ser cierto. Contamos con lo físico y con nuestros cuerpos para medir la verdad. Hablo de la masa pero nunca me separé de ella, sea lo que sea, ni nunca vi a alguien adherido, cuando traté con todos de a uno. ¿Qué tiene de malo? ¿Por qué cada persona debería verse como una célula de un organismo más grande? Algunos lo habrán hecho, en general, uno puede hacerse una pregunta.
La pregunta pesa más que la respuesta. La respuesta es volátil; la respuesta siempre es mentira, destilada en filtros de todo tipo. La pregunta siempre despierta ansias de la verdad en las cabezas. Esta verdad es inborrable y nunca se publica. Esa es la única verdad que permanece viva a lo largo de todo este tiempo, sin palabras pronunciadas ni escritas, esa es la única verdad de la que no hablamos.. Así también es el único motivo por el que pensamos. |