Surge tu recuerdo,
doloroso, violento, casi asesino,
por entre el ramaje de aquellos árboles.
Al ocaso, se asoman las primeras estrellas,
mientras con ansias y en silencio te espero,
la espera es dulce, amarga, placentera e ingrata.
Me he encontrado con la muerte,
en el abismo de la soledad,
en la inmensidad del silencio, sin ti,
mas, el éxtasis de verte,
calma mi sed, sasia mi soledad,
llenando aquel vacío de estar sin ti.
Amanece para el mundo,
y mi noche recién comienza.
Te vas.
La soledad desgarra el alma nuevamente,
y la espera cruel y sielenciosa,
vuelve dolorosa y tiernamente. |