La vida y el miedo van aparejados;
La gente que crece esquivando el miedo, tiene miedo contínuamente; nunca va a aceptar otro estado que no sea el de la merecida y obvia plenitud.
Entonces, nunca va a aceptar ningún estado.
Enfrentar o considerar en cualquier forma los miedos tampoco nos va a convertir en los clásicos y de afuera irritantes o admirables superados.
Los superados muchas veces pertenecen al primer grupo; pero tomando una ruta más laberíntica. Esto es una parodia del extraño proceso de existir conscientemente.
Y claro, es parte del mismo.
Si viviéramos 300 años, a los 30 seríamos aún niños. Tendríamos referentes, que hayan pasado por todo.
Pero entonces es probable que al tiempo precisemos vivir 500 años.
En lo que respecta a la realidad, no tiene por qué haber una lógica, al no saber con qué lidiamos, es posible que nosotros no seamos capaces de conocer las piezas escenciales.
Y me viene a la mente otro tema; nos basamos en lo que es posible transmitir, vivimos concentrados en abrir caminos hacia el resto. Continuos pesares estorban el camino. Mientras sufrimos, escuchamos la radio para distraernos. Ellos nos hablan directamente, a ellos no los criticamos. Y cuando espero en el almacén, es de lo que ellos hablan lo que comentamos.
No digo que esté mal.
Las personas actúan con bondad o maldad, con o sin saberlo. ¿Se pueden realmente dibujar las fronteras?
¿Cómo sé si simplemente descubrí cosas nuevas, aún faltando un abismo, mientras aseguro que estoy despierto?
¿Pero quién puede ser tan neutro? Si lo fuera en su juicio, me pregunto cómo accionaría.
Podríamos reducir todo a insinto posiblemente. Según dicen el cerebro en escencia es insinto, y el último paso de todos es nuestra valorada inteligencia humana.
Algunas personas se sienten en su lugar amparadas por continuas órdenes.
La mayoría.
La mayoría es manipulable, por masificarse y depender, cada uno, de lo que mantiene la unidad. Ejemplo; yo a merced de mis pensamientos incontrolables, rechazo a A. Pero luego, me encuentro a B, después de la charla, amo a A. Evité todo conflicto, por no chocar, adapto mi pensamiento. Lo manejo en ese momento, por un motivo claro, mantener la unidad con las células más próximas.
Cuando estoy solo, sin propósito, casi no percibo la acción de mis pensamientos.
Simplemente le obedezco.
Más tarde serán olvidados.
Nada existe, fuera de la comunidad.
Es admirable el uso de mi cerebro; pero obedece puramente al instinto.
No hay rastro alguno de lo que supuestamente fue un largo camino andado en favor de la evolución.
No en las masas por lo menos.
Lo alarmante es, que las masas son las mayorías, juntadas, hechas masa.
La persona más próxima a vos no solo comparte su euforia, sino que dice lo mismo, las mismas palabras.
Es probable que exagere, o diabolice.
Es perfectamente posible y perdonable; porque formo parte de lo que critico. Mi orientación, las cosas que pienso, se enroscan sobre las cosas que disfruto imaginar. Nada asegura que no obedezcan a una diversión, a un vicio.
Podría pensar todo lo opuesto, o no pensar, y actuar de una forma casi idéntica a lo largo de mi papel en blanco, la vida, el lugar donde si quisiera, podría manchar cosas derivadas de las cosas que pienso.