Mirinda cree en Dios...
Amigo Mirinda, háblame de tu planeta! ¡Cuéntame de tus Dioses! —le pidió el ciego a nuestro héroe
—Tenemos un solo Dios, Nuestro Señor— le contestó Mirinda y prosiguió —En un tiempo era la nada y la oscuridad y Dios hizo la luz y creó al mundo. Luego creó a un Ser a su imagen
y semejanza y lo dejó en el Paraíso. Cuando vió que Adánico (así lo llamó) se aburría, le sacó una costilla y creó con ella a Evelyn.
Era una compañera para Adánico y vivirían felices
para siempre.
Pero en el Jardín del Edén, había maldad, representada por una serpiente, quien tentó a Adánico y a Evelyn para que comieran una fruta del Árbol Intocable.
Ambos resistieron la tentación no sin esfuerzo, pero Dios premió a la primera pareja con la Amistad Eterna.
El más alto escalón en las relaciones entre un varón y una hembra, en mi planeta, es la
Amistad.
No existe, como acá, el amor ni el sexo, porque ustedes fueron castigados.
—(Menos mal que nací terráqueo) —pensó
el ciego.
Mirinda continuó;—Y por eso quiero conocer esa
cosa extraña y desconocida para mí, que ustedes llaman de tan diferentes maneras: Deseo, Erotismo, Sensualidad, Sexualidad, etc, que yo desconozco totalmente.
—¡Mirinda, amigo! No te has perdido de gran cosa. Me doy cuenta que en tu planeta no existen los Celos, ni las Pasiones, ni los tormentos del amor no correspondido, ni el amor por otro de tu mismo sexo, etc.
—¡Fuimos bendecidos por Dios!— aseguró Mirinda |