¡Ya es la séptima vez que suena el despertador!.
Puta madre!...
No, no quiero levantarme, siempre el mismo sueño recurrente. Pareciera que el diablo me estuviera haciendo una mala jugada.
Siempre lo mismo, la sueño todas las noches, cuando nos vimos por primera vez!.
Sus ojos, su sonrisa, su expresión, siguen grabadas en mí mente y la sueño dormido y despierto, como si la estuviera viviendo en este tiempo presente.
Ya van casi cuatro años y no la puedo olvidar, es más, diría que desde que no estamos juntos, la quiero más y estoy más cerca de ella.
- Sí, está en mí ilusión, en mí amor, por qué negarlo!.
Por su puesto, la tengo en mi dolor y en mi bronca!.
Me torturan los sueños, ver con nitidez, las prendas de mí reina, la elegancia con la que se vestía y su delicadeza, hasta en el maquillaje.
Era mi princesa!.
Recuerdo que discutí y hasta me peleé con mis amigos de Temperley, por sólo escuchar algún chiste sobre ella.
Era inmaculada, era perfecta!.
Las caminatas que realizábamos en los primeros tiempos, en los parques, recorriendo los caminos haciendo círculos, disfrutando el aroma de los árboles.
Ambos, inundados de pasión, dándonos a conocer nuestro nuevo y sincero amor.
Estábamos embobados, nos veíamos totalmente diferentes a todas las demás parejas, lo nuestro era similar a lo de Romeo y Julieta.
Así fue creciendo nuestro amor y nuestro noviazgo.
Como se decía, “Habíamos nacido el uno para el otro”!.
Por nuestro trabajo ya habíamos logrado una buena posición económica, teníamos todo lo que una pareja pueda necesitar, en el mundo actual.
Nuestra primera vez fue algo consensuado entre ambos, logramos un éxtasis entre sexo, caricias y besos que no terminó desde que se hizo la noche hasta que despunto el día.
Recién ahí, nos dormimos abrazados hasta las cinco de la tarde, lo hicimos nuevamente entre abrazos suaves y miradas de un amor sublime.
Conversamos alegremente, todo tipo de temas, nos sentíamos como transportados.
Recuerdo que fue ese día, que le pedí, que fuera mí mujer para toda la vida!.
Que nos casáramos lo antes posible, que ya era un sufrimiento para ambos no poder estar conviviendo siempre juntos.
Pusimos la fecha de casamiento, nuestros padres la consintieron.
Nos compramos una casona antigua a unas siete cuadras de la estación de Lomas de Zamora, la cual con el tiempo arreglaríamos.
Se hicieron los arreglos para la fiesta, vestidos, trajes, alquiler de salón, invitados, catering, etc, etc.
Primero la ceremonia religiosa, luego una fiesta hermosa, no faltó nada de nada, ambos resplandecíamos de excitación.
Los invitados, la música, primero el vals solos y luego con los cambios de pareja, las bebidas, los distintos bailes, las rondas, entre medio de copas, globos, maracas y serpentinas.
La Luna de Miel en Bariloche, aún me veo mentalmente, jugando entre los dos, tirándonos bolas de nieve.
Las caminatas, los chocolates bien calientes para pasar un clima tan frío, las excursiones…
Nos comparábamos con otras parejas que estaban pasando también su luna de miel, nos reíamos y lo nuestro seguía siendo único.
Durante varios años, todo, hasta el nacimiento de nuestro hijo, fue perfecto.
Es una pena, nada dura cien años, ni la fidelidad, ni el amor, tampoco la estupidez!.
Hoy me desperté con el mismo vacío de siempre, metido entre estas sábanas.
Me resisto a iniciar este nuevo día!.
Miro el desorden de la ropa de la cama, intento poner en orden las cosas y otra vez trato de borrar lo que soñé, hasta hace pocos minutos y siempre lo mismo, no puedo olvidar nada.
Me ducho, me visto, tomo un café.
Por último echo una mirada, y veo en su dormitorio, a mi hijo durmiendo.
Salgo para el trabajo, pienso y me digo a mi mismo: Se puede luchar contra todo en este mundo, menos contra una cosa, tratar de sacar de la mente, a la mujer, de la cuál uno esta enamorado.
No puedo hacer nada, la tengo en mí mente cuando voy, cuando estoy y vengo del trabajo, igual me ocurre en la calle, en los medios de transporte, incluso hasta cuando voy al baño.
Las imágenes que vivimos siguen caminando libres y sin control por mí mente, llevando y trayendo respuestas que necesito para tratar de vivir en paz.
Sabía que al jugarme a tener relaciones con Mariela, su mejor amiga, me estaba jugando una carta sin retorno.
Claro, en su momento me pareció fácil, casi todos mis amigos y compañeros de trabajo lo hacían.
Me creía muy hombre, no podía quedar ante sus insinuaciones constantes, como un idiota.
Dio o buscó la circunstancia de venir de visita, cuando sabía que ella no estaba y caí como un tonto.
Conocía mis gustos, era muy sensual, fuimos a buscar un vaso de agua al Spencer que estaba en el pasillo, muy poco espacio, para los dos, se me abalanzó con su cuerpo, me provocó, le tomé la mano, con la otra me abrazó y buscó mis labios.
Todo lo demás fue muy fácil, recién luego de todo lo que hicimos, fui consciente.
Sentí una angustia tremenda dentro mío!.
Era mi primera puñalada.
Para ella todo sencillo.
Se vistió, mientras me dijo: “Yo con mi amiga comparto todo, ahora si somos discretos, hasta el marido”!…
Se sonrió, me tiró un besito al aire y se fue! - Como si nada!.
Me fue difícil sobrevivir a este desenlace, que no busqué.
Traté todos los días, a partir de aquel momento, de contarle la verdad, en realidad fui un cobarde, me falto coraje.
Mariela, en cambio, sin ningún escrúpulo, (no los tenía, la mal parida), un día con una frialdad tremenda, le dijo a mi mujer que se sentía muy contenta con su amistad, que era tan grande que se daba el gusto de compartir hasta su marido.
Mi mujer, pensó que era un chiste suyo, pero Mariela para dar crédito a lo que expresaba, le comentó con lujo de detalles, como se había dado toda la situación y el momento, que me consideraba un hombre muy apetecible.
Clara, cortó de inmediato con su amistad.
Cuando llegué del trabajo encontré una esquela, dónde me deseaba suerte en la vida.
Que le de amor y educación a nuestro hijo.
Que ella no era de hacer escenas, ni discusiones!.
Que nos teníamos que hacer cargo de nuestros actos!.
Que se rompió la copa y que ya no tenía arreglo!.
Que se iba a vivir con sus padres, que estaban solos en su casona.
Pensaba enfocar su dolor, su mente y sus cinco sentidos en el trabajo!.
Quiero que la rutina aplastante se apodere de mí, para olvidarla, pero no puedo.
Cada instante la amo más, su alma sigue viva en las acciones que ahora son recuerdos y la deseo, la odio, la extraño y trato de responderme el por qué de su partida.
Sin una palabra!.
Pienso en ese día, que para mí fue una mierda.
Se llenó de vacío mi futuro y sufro en este presente.
Medito también en lo que fue de su soledad y seguro esa extraña tristeza, que le dio su libertad.
Me quedé. Por qué, me quede?...
Qué gran idiota, no me lo perdono!.
Debería, luego de un tiempo prudente, haber tratado de acercarme a ella, pedirle perdón y explicarle que fue solo un momento, en el que no fui conciente, por el que me dejé llevar.
Que aún conservo intacto el amor, que nunca debió separarnos.
Pero no, no!.
Mi hijo estuvo con ella este último domingo y al venir me comentó: Mamá, por fin, me hizo conocer su nueva pareja y los vi muy enamorados!...
Expresándome: Por fin mamá, podrá ser nuevamente feliz!.
Derrumbó de un golpazo mí última esperanza.
Por qué no fui? Por qué no vino?. Cuatro años sin tratar de rescatar un amor, es mucho el tiempo perdido!.
Me tengo que hacer cargo, por cobarde lo tengo merecido!.
Suena el teléfono de casa, son las veinte en punto y ese sonido parece que quiere derrumbar la casa; me asusta y me apuro, pero primero llega mí hijo, al aparato.
- Si - Quién es? - pregunta nervioso!.
Hola Mati - Le contesta, la voz de una chiquilina.
- Te acuerdas de mí?
- No - dice, no reconozco tu voz, como si no supiera de quien se tratara.
- Mati, soy yo, Adriana nos conocimos en la fiesta de Silvio.
- Ah, sí!
Dice, ahora más repuesto: Cómo estás Adri?.
- Bien, recuerdas que quedamos en salir este sábado?
- Claro, cómo no me voy a acordar!.
Se expresa ahora, ya con la seguridad de un hombre.
- Bueno, te tengo que colgar, ahí viene mi viejo, entonces nos vemos el sábado, te paso a buscar por tu casa!.
- Ok, espérame lista a las ocho!.
- Okey, se puntual, chau!.
Sigue pasando el tiempo, se hacen las veinte y diez, y veinte y treinta, no suena, sigue el silencio en toda su casa.
Todo esta quieto y tranquilo excepto ese llamado para mí hijo.
Todo, la puta madre, como cuando llegué del trabajo.
Reflexiono y en realidad me siento vacío, nada, una mierda.
Tampoco llamó la mujer o la loca esta, que presuntamente terminaría con mí soledad y mi tristeza!.
Que, pensándolo, además en poco tiempo, como van las cosas, también perderé lo único que me queda, que es mi hijo!.
Nuevamente pienso una y otra vez en nuestra vida y no puedo cortar con su recuerdo!.
Carajo, carajo!. Sé que siempre será igual, porque la vida, mis pensamientos y recuerdos son siempre los mismos.
Recién ahora, me miro al espejo y veo cuán destruido estoy.
Por qué no contarlo, seco unas lágrimas que me caen, me peino y salgo, cerrando con un portazo, la puerta de calle.
Me espera caminar, mirar a la gente, sentarme en un bar, tomar un café y fantasear con el amor que perdí.
Luego volver a casa, como todos los días, acostarme, y?…
Soñar con ella, llorar y recordar cuando nos conocimos y mágicamente nos enamoramos a simple vista, cuando nos vimos por primera vez!.
Hernan A Calvo
Derechos de Autor 2009
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