Cansado de comparar marionetas, cansado de la vulgaridad, cansado de las luces, de los agravios y los avisos publicitarios, cansado de la calle hedionda, de las moscas y los maricones sonrientes, cansado de la micro, de los pases y la mina tonta, cansado de los indecisos, de los pacos y las sirenas en las noches, cansado del gris, del amarillo y del blanco que no sea de los ojos de un orgasmo, cansado del taquilla, del anarko y el posero engrupido, cansado de los niños botados en la calle, cansado de la derecha y la concerta, del olfatillo y el guatón parrillero, cansado de los lujos estridentes, de la pobreza de todos, cansado de Piñera y sus palitroques fascistas, cansado de los narkos, de los lumpen y del libre mercado, cansado de los plasmas y las zapatillas, de la mano de obra barata, del pobre que no se asume, del desclasado y los burgueses, cansado de las antenas de celulares, del cáncer y el cáncer armado que reprime al mapuche y a los pueblos en América, cansado de lo poco y cansado de lo mucho, de rebotar contra el sistema, de mirar por la rendija, cansado de la injusticia, del smog y las sabandijas, del amor a medias y una noche sin estrellas, cansado de permitir que todo pase, y que la gente no pase libre por las grandes alamedas, cansado del ignorante, del bruto y de quien sea que alimente a la bestia fascista, cansado de la impotencia, de nuestra historia, y de la historia que no se construye, cansado del avaro, cansado del traidor y del que todo justifica, cansado de que no existan espacios, del cemento y la gravilla, cansado del metro, del otro y las medidas, de las casas pareadas y la gente apaciguada…
Cansado de las balas perdidas, de las causas perdidas y del que no busca darle un sentido a la vida.
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