Las personas somos como el arte, unos musicales otros gramaticales, visuales o auditivos; solemos ser contemporáneos pero siempre de raíces clásicas, incluso clasistas. Somos determinados y determinantes por la intención, hasta por la ocasión en inviernos frios. Y lo más importante es que nuestro valor reside en la esencia de humanos, de creación, de arte; y no en las apreciaciones ajenas, vale decir que nuestra belleza elige a su publico y no a la inversa.