Y me levanto, respiro profundamente y en ese momento digo en voz alta que soy feliz,
Que me siento agraciado con el don de la ligera sonrisa en los labios, esa diminuta mueca imperceptible que me diferencia de los demás.
Por más golpes que me dé la vida, sigo adelante, ando, respiro, miro de frente.
Comparo las situaciones para aprender el camino.
Soy feliz con la tristeza que siento, pues sin tristeza no hay felicidad.
Soy feliz con las lágrimas derramadas, pues sin lágrimas no hay felicidad.
Soy feliz con las desilusiones, pues sin desilusión no hay felicidad.
Ya que si algo te hace sentir triste, si algo te hace llorar, si algo te desilusiona, es simple y llanamente porque te importaba, porque lo amabas, porque te daba fuerzas y eso es vivir.
Y amigos, vivir es felicidad.
Puede llover, pueden golpearte, puede pasarte de repente la peor racha de tu vida por encima, pero con una leve sonrisa en los labios sabes que todo es pasajero, que todo puede tomarse con un pequeño sentido del humor que te haga más fuerte.
Soy feliz porque me tengo a mi mismo para demostrar que hay que disfrutar de cada momento, reír y llorar no son tan antagonistas, son parte de ti, de mí, de todo lo que nos rodea.
Puedes sentirte solo, abandonado al olvido, pero eso es una decisión que tomas, siempre hay un amigo para tomar una copa de vino y charlar, siempre hay una puerta que creías cerrada, siempre hay que ser valiente, simplemente es tomar la decisión de alzar la cabeza, mirar al cielo y sonreír.
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