Una Vida
de Cuento
Capítulo V
De cómo una vez que terminó de llegar a California con su familia, pronto se separó de ésta y continuó su especial aventura en Monterrey; y de cómo conoció aquellos quienes fueron los personajes centrales de la vida política, económica y social y estando tan cerca de ellos, corrió peligros por dicha cercanía en posibles complots.
Juan, no bien había apenas llegado, cuando ya se separaba de su familia, de la que curiosamente no cuenta mucho, emprende otras tareas por su cuenta, en diversa ciudad a su asiento familiar, siendo sus muchos oficios y habilidades que lo van llevando a seguir navegando entre los principales acontecimientos de la vida californiana.
Veamos de propia cuenta tal como lo describe a renglón seguido de la cita anterior sobre su salida a Monterrey para reparar un buque. En su dictado refiere las cosas como si fuera caminando con su interlocutor los caminos entre Santa Bárbara y aquel puerto:
En La Soledad tuvimos noticias de haberse perdido el Bergantín, pero con todo, yo seguí para Monterrey en donde me ocupe trabajando de carpintero en la Casa del Comisario Don José Ma. Herrera (quien había vuelto, repuesto en su empleo de Sub-Comisario en la Corbeta Morelos)- la casa de Herrera inmediata ala del General Figueroa en el mismo predio.
Herrera era hombre de mediana estatura y un poco grueso. Blanco cabello negro barbicerrado amable en su trato, de finas maneras- hombre muy decente- muy curioso- era hombre aficionado a la pintura. Era casado con una mujer bastante bonita, hija de México, y los amores de ella con José Ma. Castañares dieron lugar á ciertas desavenencias con el Jefe Político Don Mariano Chico, parcialmente á que éste saliera del pais. Trataré de esos puntos cuando llegue á esa época en mi narración.
El General Figueroa era un hombre de regular estatura - grueso trigueño poca barba bastante cabello negro muy caballero y muy fino en su trato hombre que se hacia querer por su afabilidad era sumamente amado por los Californios y aun por los indios- Su muerte causó mucho pesar en todas las clases Su cuerpo fué enterrado junto al altar mayor de la iglesia de la Misión de Santa Bárbara.
Esta forma de referir sus experiencias nos permite entender la atmosfera que en aquellos ayeres se vivía en Las Californias y las vicisitudes de la inmediatez de las personas en sus comunidades y de cómo su personal actuar era notado por todos por tratarse de pueblos muy pequeños en los que sus pobladores todos: gobernantes, campesinos, nativos, militares, con los propios y los ajenos, se contaban en menos de una centena. De tal suerte que, las vivencias y acontecimientos de aquellas vidas se contaban y conocían con una certeza de verdad y familiaridad, muchas veces peligrosas o de consecuencias tales, que entrelazaban lo personal y publico de sus actores de formas que rompían las armonías sociales o de gobierno en sus deslices o excesos personales, como veremos a continuación:
Cuenta Juan, de cómo en 1935 estando en Monterrey, el Capitán de Fragata Don Buenavad Araujo, debido a su amistad con el Sargento Buitrón de la Compañía de Artillería, le fuera propuesto involucrase en una intentona de detener al General Figueroa para enviarlo a México porque se negaba a entregar el mando a Hijar y Padrés.
Afirma Juan haberse resistido a formar parte de aquella conjura y que al ser conocida por Figueroa, este arremetió en contra de todos los colonos que habían venido juntos desde México junto con sus opositores y no tan solo se desarmó a todos los colonos, sino que se detuvo a Hijar, Padrés, Araujo al Dr. Torres a Lara y Berdusco en esa área de San Francisco y Sonoma, sino que también hubo más detenciones en Los Ángeles. Todos en diferentes formas, fueron expulsados, principalmente en la Fragata Santa Rosa y ello incluyó a muchos colonos, lo que consecuentemente afectó a aquel esfuerzo y logró finalmente prácticamente disolver la colonia en diversas fracciones.
Juan narra que familias de aquellos colonos si lograron quedarse después de los actos del General Figueroa, describe esto de la siguiente manera:
Despues de expulsados los directores y hombres principales de la Colonia se fue disolviendo, y casi todos sus miembros halláron medios de volverse a México, unos por mar y otros por tierra fueron muy contados los que permanecieron, entre ellos: la familia de Coronel , la de Olvera, la del Licenciado Cosme Peña, la mia, la de Romero, la de Madariaga, un tal Vicente Guerrero, Don José de la Rosa, Don José Abrego, Agustín Davila y su hermano Antonio, Juan Camarillo, un Capitán Flores, el Teniente Antonio Garraleta, Don Francisco Vargas, Don Nicanor Estrada y otros cuantos cuyos nombres no recuerdo. Entre los colonos venian varios oficilaes desterrados por asuntos políticos .
Muerto el General Figueroa, fue conducido su cadáver a Santa Bárbara- todavía estaba allí tropa que habia venido escoltando los restos, cuando llegue a San Diego á donde habia ido a cobrar un poco de dinero.
Figueroa dejó el mando civil a Don José Castro Vocal mas antiguo, después de Don José Ma. Estudillo á quien correspondía y no quiso aceptarlo; el mando militar quedó á cargo del Teniente Coronel Don Nicolas Gutierrez, español de nacimiento y que antes había estado mandando la Misión de San Gabriel . Gutierrez, pronto después reclamó la jefatura política y Castro se la entregó sin cuestionar- presumo que sería en vista de alguna Ley o de alguna orden del Gobierno Nacional.
Continuó Gutierrez gobernando el territorio hasta la venida del Coronel Don Mariano Chico
|