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¡Pero que cínica y descarada es esta sombra mía! Mira que la he sorprendido arremedándome.
Disfrutaba de un expreso en la terraza de un café cuando me di cuenta. Levantaba mi mano, y ella levantaba la suya. Movía mi pie, y ella también. Al principio, risa me daba su inmadura payasada, pero fue su insistencia en imitarme la que me fue irritando.
Me siguió durante todo el camino al supermercado. Apenándome, con su curioso caminar y rara complexión corporal. Yo no camino así, sin embargo, insiste en humillarme.

- ¡Oye tonta! Yo no camino así.

Le grito irritado, pero me ignora. Pues si ella me va a extender ese tipo de cortesías, pues es un juego que ambos podemos jugar. La ignoraré yo también. Inclusive la gente a mi alrededor se pueden dar cuenta de lo imbécil que se esta portando mi sombra, pues se me quedaban viendo con ojos de desaprobación. Seguro, pensando en que uno debe de poner en orden a su sombra.

Después de haberle gritado, la malcriada, siente que seria divertido jugar a las escondidas. Yo no ando de humor para seguirle el juego. Solo quiero hacer las compras de la semana, y regresar a casa. La miro de lejos, escondida entre los melones, riéndose. Sigo escogiendo manzanas, e ignorando sus tonterías.

Al salir, veo a mi sombra tomar la forma de un cono nieve, haciendo alusión a la manera en que me veo, cargando las bolsas del mandado. Voy tan distraído viendo sus payasadas, que no noto que hay una parada de camión mas adelante en la acera. Naturalmente, me estampo con dicha parada haciendo volar mis compras por los aires. Me levanto fúrico con mi sombra. Volteo y le digo:

- ¡Me tienes harto! Te quiero fuera de mi vida, parásito. No tienes ningún uso, ningún propósito. No me harás mas rico, no me harás mas guapo, no me darás algún nuevo conocimiento, no tienes nada que ofrecer, mas que tus tontos juegos de niña. Solo vives a expensas mías. Nunca vas a poder disfrutar nada, nunca vas a poder amar, ni recibir amor. Solo te tendrás que conformar con las sobras que te tire al piso, y ya ni eso pienso hacer.

Creo que finalmente ha entendido el mensaje, porque permanece callada, sin palabras. Me pongo en cuclillas y comienzo a recoger las latas y cajas tiradas sobre el piso, no se digna siquiera a ayudarme.

A la mañana siguiente, me sorprende la soledad de mi cama. Mi sombra no esta. No se a donde ha ido, solo se que no esta. Acostado sobre mi espalda, saboreo brevemente mi victoria, pero no puedo dejar de pensar a donde podría haber ido. Es una sombra, no sabe de mundo. No conoce los riesgos que puede correr. He sido demasiado duro con ella. Claro que no quiero que corra peligro, después de todo, ha sido mi compañera por muchos años. Tengo que encontrarla.

Salgo a dar un paseo por la ciudad, a ver si la veo en algún lado. No tuve semejante suerte. Mientras camino, veo las paredes, tratando de buscar lo que siempre estuvo ahi, pero no hay nada. Me siento solo. Nunca realmente aprecias lo que tienes, por que lo nuevo, lo exótico, aquello que no puedes tener, siempre va a ser mas seductor. Es difícil amar lo que no entiendes.

Han pasado dos semanas, y yo sin sombra. Me he vuelto un neurótico deprimido, añorando los momentos juntos. Siento como si una parte de mi hubiera muerto. No comprendo como la gente puede pasar sus días con tanta alegría, y yo no puedo ni disfrutar un expreso en la terraza de un café. Todos los días despierto con una ansiedad desesperada, esperando el momento en el que aparezca tocando a mi puerta, pero ese momento no parece llegar.

Voy caminando de regreso a mi casa, cuando veo a una joven hermosa, bailando sobre la banqueta. Mi curiosidad me acerca hasta donde esta ella. La encuentro bailando con su sombra enfrente de la pared de un edificio de oficinas. Ambas parecen estarla pasando de maravilla. Por la hora que era, la luz del sol pegaba en su espalda y hacia una sombra enorme, probablemente unas tres veces la altura de la bella joven. Tienen movimientos tan fluidos y encantadores, y parecen acomodarse en perfecta harmonía. A mi sombra le hubiera encantado ver esto, estoy seguro que hubiera quedado enamorado de la sombra de esa mujer. Sentí un nudo en mi garganta.

La joven nota mi presencia y detiene su baile, su sombra, le toma unos momentos también darse cuenta, pero finalmente lo hace. Me siento avergonzado por verlas tan fijamente, no quisiera que piensen mal de mi, que se lleven otra idea de la que no es.

- Lo siento, señorita... es solo que miraba como bailaba con su sombra y... quería hacerle saber que es muy afortunada. Espero no piense mal de mi, no tengo intención de hacerle ningún daño, pero me da gusto que usted...

La joven, mientras hablo, empieza a fijarse fijamente en la pared a mi costado, nota que no hay ninguna silueta acompañándome.

- ¡Eres tu! - exclama la joven emocionada.

- ¿Yo? Pues si, yo si soy yo.... pero ¿quien soy?

- El hombre sin sombra, te hemos estado buscando por todos lados.

- ¿En serio? ¿Quienes?

- ¡Tu sombra, la mía y yo!

- ¿En serio? Llévame por favor a ella, he cometido un grande error, y quiero enmendarlo.

La joven me toma de la mano y salimos corriendo. Mi corazón no puede creer este azar del destino, solo quería ver a mi sombra de nuevo, tirarme de rodillas e implorarle que vuelva a mi vida.

Corrimos unas dos cuadras, hasta que me llevo a un callejón, corrimos hasta donde estaba un contenedor de basura y nos detuvimos.

- ¡No lo puedo creer! - dice la joven sorprendida.

- ¿Que pasa? ¡Explicate!

- Estaba aqui... la deje aqui, le dije específicamente que no se moviera de aqui, es una sombra, no conoce la ciudad, es por eso que le pedi que no se moviera, y ya no esta.

Mi corazón exploto en un millón de pequeños pedacitos. Me desplome sobre mis rodillas y estalle en llanto. La joven se arrodilla y me toma entre sus brazos.

- Por favor, cuéntame de ella... no he sabido nada de ella desde ese día en el mercado, dime ¿Esta bien?- le dije sollozando a la joven.

- Te ama. Te ama con todo su corazón de sombra, eres todo en su vida. Su existencia le parece insoportable sin ti. Es tanto el amor que te tiene, que creyó que serias mas feliz sin ella. Me contó de ese día en el mercado. Es por eso que se escabulló en la noche. La encontré ebria en este mismo callejón, balbuceando de momentos que pasaron juntos. Me decía, que había cometido un enorme error, que tenia que encontrarte, que se había perdido y no recordaba el camino a casa. Insistía en que quería salir y buscarte, pero yo la convencí de lo contrario, le pedí que no lo hiciera, se perdería mas y terminaría vagando sola. Pero... ella te quería encontrar, quería arriesgarse y seguir intentándolo. Ella siempre te va a pertenecer, aunque no este contigo, y ella siempre te seguirá buscando, y se que también tu lo harás. Solo es cuestión de esperar, tenemos que tener fé en que encontrara el camino a ti.

Han pasado 2 años, y sigo pasando todos los días por el mercado. Sigo teniendo la esperanza de que la vuelva a encontrar. No pasa un día en que no me reproche el no haber tenido un poco mas de paciencia en tratar de entender, que me amaba y aceptar su manera de quererme.

No siempre entendemos la forma en que somos amados, pero tenemos que aceptarla con los brazos abiertos y ser recíprocos.

Y yo que creía que las sombras no podían amar.

Texto agregado el 10-12-2011, y leído por 100 visitantes. (0 votos)


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