Mirinda paseaba por la calle Florida.
Poco acostumbrado a caminar entre multitudes, tropezó con un hombre y lo hizo caer.
Compungido, ayudó al hombre a levantarse y le alcanzó su bastón blanco que había caído lejos.
—¿No se da cuenta que soy ciego?—le espetó
enojado el humano.
Mirinda buscó en su archivo mental; Cidonés, Cidra,
Cidral, Cidreño, Cidronela, ...!Ciego!...
—¡Oh! ¡Prrrivado de la vista! ¡Perrrdone usted,
caballerrrro!—le dijo
—¡Está bien! ¡Olvídelo! —contestó el ciego.
—¡Nó! Lo acompañarré a su destino...!No faltaba
más! ¡Insisto!
Y así Mirinda se hizo de su primer amigo en la Tierra.
Texto agregado el 10-12-2011, y leído por 302
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Lectores Opinan
21-12-2011
Que buen amigo! silvimar-
16-12-2011
que suerte para Mirinda encontrar un amigo!!!!!!!!!!************ yosoyasi2