Mirinda tuvo un accidente.

Cansado de vivir encerrado en un viejo galpón
abandonado y ansiando aires libres y naturaleza,
Mirinda se fue, como todo nuevo rico, a vivir a la
paqueta Avenida del Libertador.

Mirinda iba al Museo MALVA, en la Avenida
Figueroa Alcorta y al cruzar dicha avenida fue
embestido por un automóvil que iba a alta
velocidad, tratando de ganarle al semáforo. El
golpe fue tremendo.

El auto chocó contra Mirinda, rebotó y quedó
volcado con las cuatro ruedas para arriba.
Mirinda se sacudió la ropa y notó que se le había
roto el pantalón a la altura de la rodilla, justo donde
lo chocó el auto.

Decidido a no llamar la atención, se volvió, subió a
la vereda y regresó a su guarida a cambiarse
pantalones.

Su guarida, o mejor dicho su nido estaba arriba, en las altas ramas de un jacarandá, lleno de azules flores, en plena Avenida del Libertador.